lunes, 25 de agosto de 2014

Reflexiones y quidditch


Todos los personajes pertenecen a J.K. Rowling.

REFLEXIONES Y QUIDDITCH

El Gran Comedor se había llenado de jaleo. La mayoría exponían sus opiniones sobre los hechos del libro, comparaban sus normales cursos con los de Harry, hablaban del regreso del innombrable o intentaban averiguar qué clase de cosas encontrarían en los siguientes libros.

Fred y George ultimaban los últimos aspectos de su plan contra Michael Corner en la sala común, realizando ciertos experimentos. Wood expresaba su entusiasmo sobre el partido de esta tarde a una sonriente Katie. Sirius y Tonks se burlaban de un cansado y exasperado Remus y Harry, Ron y Hermione soportaban una buena bronca por parte de Molly por haber sido unos irresponsables.

Ginny estaba pensando profundamente sobre qué hacer con su relación con Michael, y estaba tan concentrada que no vio como Fred y George sacaron a Michael del comedor.

-Hola Michael -le saludó amigablemente Fred una vez salieron del Gran Comedor, de hecho le saludo TAN amigablemente que Michael sintió un escalofrío.

-Al parecer estas saliendo con nuestra hermana, ¿Cierto? -preguntó George sonriendo.

Michael asintió temeroso.

-Oh, no te preocupes. Tienes nuestro permiso para salir con ella -le consoló George-. Pero...

Michael tragó saliva, comenzando a asustarse.

-Supongo que sabrás que Ginny tiene seis hermanos mayores, ¿No? -Fred esperó a que asintiera-. A ninguno de nosotros nos hace mucha gracia ver a un hombre tocando a nuestra hermanita.

La cara de Michael ensombreció.

-Pero no te preocupes, podemos soportar verte manoseando a nuestra pequeña hermanita -dijo George quitándole importancia. Michael no sabía qué pensar.

-Si, pero a cambio tú tendrás que soportar bromas pesadas, humillaciones públicas y alguna que otra intimidación -añadió Fred contando con los dedos.

Miches estaba asustado, muy asustado pero no le importó. Tal vez tuviera miedo pero no soportaba que hubiera gente que le tratase como si fueran superiores a él. Les fulminó con la mirada.

-Oh, parece que el pequeño Corner está listo. ¿No crees Gred?

-Sin duda es lo que parece, Feorge.

Entonces, con una maliciosa sonrisa en el rostro, le sujetaron y le hicieron tragar una extraña sustancia de un color rojo oscuro.

-Yo estaría algo asustado, es la segunda versión y puede que tenga algún efecto secundario... O permanente... -dijo Fred mientras sonreía abiertamente al ver como su poción surtía efecto.

La cara de Michael se había tornado de un rojo oscuro, su cabello estaba levantado, simulando las hojas de una remolacha y tenía un exageradamente poblado, exageradamente largo y exageradamente ridículo bigote.

Fred y George tenían una sonrisa de oreja a oreja, contemplando su obra.

-¿Por qué no entras ahí de dentro y le demuestras a todos que es lo que ocurre cuando alguien toca a nuestra hermana?

Los gemelos abrieron la puerta de golpe, le empujaron dentro y la cerraron detrás de él. Ahí estaba Michael, solo, delante de toda la escuela con el rostro de una remolacha con bigotes.

Todos tardaron unos segundos en analizar lo que ocurría y empezaron a reír. Las carcajadas inundaron completamente el Gran Comedor, incluso muchos adultos contenían su risa (Sirius y Tonks rodaban por el suelo mientras reían). Pero era una reacción bastante normal teniendo en cuenta lo que estaban viendo.

Michael caminó hasta Ginny entre furioso y avergonzado. Ginny no supo que se trataba de Michael hasta que le escuchó hablar:

-¡Tus hermanos! - dijo simplemente.

Ginny entendió y supo que lo mejor para ambos sería dejar esa relación cuanto antes. Si el resultado de su broma no hubiese sido tan espléndido, Ginny mataría a los gemelos por la causa de esta.

-Ven -dijo la pelirroja y se lo llevó del comedor.

Michael se sorprendió al ver que Fred y George ya no estaban ahí.

Ginny se puso enfrente de Michael y tardó un poco en empezar a hablar, no encontraba las palabras adecuadas para decir lo que iba a decir sin ofender a la remolacha.

-Eh... Michael...

-Es por Potter -dijo de pronto Michael molesto.

Ginny, demasiado ocupada intentando no reirse de esta remolacha con bigotes, no se había enterado de lo que Michael había dicho.

-¿Qué?

-Que es por Potter -volvió a asegurar el remolalumno con bigotes.

-¿Que tiene que ver Harry con esto? -preguntó Ginny extrañada y Michael bufó.

-¡Oh, no se! Tal vez el que después de haber visto cómo con tan solo once años se enfrentaba a el propio Quien-tu-sabes y protegía la Piedra Filosofal te ha hecho replantearte lo nuestro... ¡Quien se enamoraría de el pobre Michael pudiendo enamorarse de Harry Potter!

-¡Harry no tiene nada que ver con esto! -gruñó Ginny cabreada-. Y si, no sé cómo alguien podría enamorarse de un mal perdedor como tú.

Después de lanzarle una furiosa mirada caminó balanceando con fuerza su cabello color fuego.

-¡No vuelvas a hablarme! -gruñó Michael antes de que Ginny abriese la puerta y entrase al comedor sin dignarse a mirarle, ¿Para qué querría ella hablar con un perdedor como el?

Entró al comedor enfadada pero a medida que caminaba comenzaba a sentirse mejor. Se había librado de Michael. Además, seguramente su hija estaría contenta.

Del techo que simulaba un cielo cayó disimuladamente un papel que acabó en el pelo de Ginny torpemente, como si la persona que lo había enviado no hubiese sido capaz de hacerlo bien. Esta no fue consciente del papel y se sentó junto a Hermione, su hermano y Harry en las nuevamente colocadas mesas del comedor.

-¿Que ha pasado? -le preguntó Hermione sonriendo, pues ya lo suponía.

-Acabo de dejar a Michael -dijo como si no quiere la cosa y los tres sentados junto a ella sonrieron ampliamente.

-¡Genial! Ese tío era un gran idiota -dijo Ron visiblemente aliviado.

Harry estaba contento también, como si sus padres le hubieran quitado por fin el juguete a el niño que lo quería y lo hubieran guardado en un cajón. De esa manera EL, el verdadero dueño, solo tenía que conseguir la llave del cajón para poder jugar con el juguete que le correspondía.

Harry se fijó en Ginny, la Ginny que siempre le había pertenecido. Había cambiado mucho en estos últimos años. A pesar de que su altura no había cambiado demasiado, se la veía mucho más madura, se veía que era una persona que defendía sus opiniones, sus ojos marrones sonreían pícaros y su sonrisa traviesa demostraba su personalidad revoltosa.

Espera...

¿Sonrisa traviesa?, ¿Mirada pícara?... ¿Por qué Ginny le miraba de esa manera? Entonces lo supo, ella había notado que Harry la estaba mirando, ¿Cuánto tiempo había pasado Harry mirándola? ¿Cómo saldría de esta incómoda situación?

-Tienes algo en el pelo -mintió Harry mientras se levantaba y acercaba su mano a el cabello pelirrojo de Ginny, pensando en fingir que cogía algo y que lo tiraba, cuando encontró un papel de verdad ahí. Extrañado, Harry lo cogió y lo abrió:

"¡Bien hecho, mamá! Ahora solo falta que encuentres a papa."

Harry miró la nota extrañado.

-¿Pone algo? -le preguntó Ginny algo decepcionada al descubrir la razon por la que Harry la miraba y este casi pega un brinco sobresaltado y muy nervioso.

-No, nada -mintió mientras arrugaba el papel y lo lanzaba al suelo.

Hermione, Ron y Ginny le miraron algo extrañados pero no le dieron importancia.

La mente de Harry funcionaba como un torbellino. ¿Bien hecho, mamá? ¿Era una nota de un hijo de Ginny? ¿Había Ginny también conocido un hijo suyo? ¿Ginny tendría hijos? ¿Quién sería el padre? ¿Sabría ella quien era y por eso había dejado a Michael?

Harry se sintió mareado momentáneamente y dejó de pensar. Por alguna razón el imaginarse a Ginny formando una familia con un alto desconocido sin cara se le hacía tremendamente molesto.

El ministro dialogaba animadamente con Percy. Bueno, el dialogaba animadamente pues Percy tenía su cabeza en otro sitio, junto a su familia y a la disculpa que tenía que dar. Vio como Fred y George entraban por la puerta y caminaban hasta Bill y Charlie, quienes comenzaron a felicitarles por su gran trabajo. Fred y George... Ellos lo hacían todo tan fácil... ¿Cómo lo hacían? Percy no paraba de pensar en cómo decir lo que quería decir pero nada, no encontraba manera. ¿Que habrían hecho ellos en su lugar? Nada, ellos nunca habían sido tan estúpidos como él, pensó febrilmente Percy. ¿Pero qué hacían cuando querían disculparse? Se disculpaban, simplemente, reconocían que se avergonzaban de lo que habían hecho y pedían perdón. Sin importarles las consecuencias o el orgullo...

Por una única vez, pensó Percy, estaré orgulloso de comportarme como ellos. Entonces se levantó y caminó hasta sus padres dejando al ministro que seguía hablando solo.

-Mama -saludó-, Papa.

-Percy -saludó a su vez su padre.

Percy tragó saliva, arrepintiéndose de lo que estaba a punto de hacer pero ahora no podía echarse atrás.

-He sido un idiota -dijo mientras suspiraba-. No solo por no haberos creído, que también, sino por haberos dejado de lado. No sabéis como me arre...

Percy no pudo terminar de hablar porque su madre se había abalanzado contra él y le había abrazándolo con fuerza mientras lloraba. Percy notó como sus ojos se humedecían.

-Os he echado tanto de menos...

Para muy pocos en la sala había pasado desapercibida esa escena (y no solo por los ruidosos sollozos de la señora Weasley). Todos los hermanos Weasley se miraron, asintieron y caminaron hacia Percy, que se había girado hacia ellos con el corazón latiéndole con fuerza.

-Has sido un idiota -empezó Fred.

Percy asintió.

-Un gran idiota -siguió Ron.

Percy asintió.

-He tenido ganas de darte una paliza -añadió George recordando cómo había sufrido su madre. Y no solo ella.

Percy asintió.

-Porque has sido un idiota -explicó Bill.

Percy asintió.

-Y seguirás siendo idiota -dijo Charlie.

Percy asintió.

-Seguirás siendo nuestro idiota -terminó Ginny con una sonrisa.

Todos los Weasley compartieron un hermoso abrazo en familia que duró varios minutos.

Harry les sonreía desde lejos junto con Hermione. Percy le vio, tragó saliva y caminó hasta él.

-Contigo no sé cómo disculparme... -sonaba tremendamente arrepentido.

Harry sonrió.

-Pues no lo hagas. No has sido el único en creer que mentía y, hasta ahora, nadie se ha disculpado. Me vale con que hayas vuelto con tu familia, en serio, no me veía capaz de aguantar los lloros de Ron otra noche más.

Percy sonrió, bien sabía que su hermano no había llorado pero le alegraba pensar que le había echado de menos.

-Aun así quiero hacerlo. Sé que no son las mejores palabras y que no merezco tu perdón pero quería que supieras que me arrepiento muchísimo de todo lo que ha pasado, empezando por haber dudado de ti.

Harry amplió su sonrisa.

-¿Entonces no le dirás a Ron que abandone su amistad conmigo? -bromeó Harry.

-Le pegaré como lo haga -dijo Percy sonriendo.

-Me alegro de que hayas entrado en razón, Percy -aseguró Hermione.

-Yo también, no sabes cuánto -dijo este.

Entre disculpas y perdones llegó la hora de comer y Harry no pudo quitarse de la cabeza la idea del partido de después. Aunque tal vez fuese porque Charlie no paraba de repetirle que le haría arder en fuego de dragón.

Cuando la comida terminó una pregunta llegó a la mente de todos, ¿Quiénes serían los jugadores que faltaban?

El equipo de Gryffindor se dividió. Por un lado estaban Oliver, Alicia, Angelina, Charlie y los gemelos, Harry por otro y en el medio de ambos; Katie.

Ella no sabía con qué equipo debía ir.

-¿Qué haces, Katie? -le preguntó Harry cuando los miembros del otro equipo caminaban hacia los vestuarios y ella se quedaba ahí.

-Oh, claro -dijo ella y caminó hacia Harry, que la miraba más extrañado todavía.

-¿Pero qué haces? Katie, tu eres con ellos, ¿O es que te crees que no se te notan las ganas que tienes de escuchar el discurso de Wood?

Katie enrojeció al instante, por el comentario sobre Oliver y porque había sido la única estúpida en dudar sobre con qué equipo ir. Corrió a toda velocidad hasta el vestuario. La cara de alegría que puso Wood cuando Katie entró fue cómica, por supuesto, Katie pensó, erróneamente, que se debía a su talento en el quidditch.

Harry ya había pensado sobre su equipo. Le insistió a Ron para que jugara como guardián y, a pesar de que había aceptado, no se le veía muy convencido. Obligó a Ginny a ser cazadora, para sorpresa de muchos. El jugaría como buscador así que le faltaban dos cazadores y los golpeadores.

-Jimmy Peakes -dijo Ron de pronto-. Siempre dice que quiere presentarse como golpeador y, aunque no lo parezca, tiene mucha fuerza.

Peakes se acercó a ellos sonriendo. Era un muchacho bajito pero amplió de pecho. Mostraba seguridad en sí mismo y se le veía ilusionado por la nominación que le había hecho Ron.

-Perfecto, ahora solo falta el otro -dijo Harry pensando en algún golpeador que conociese. Y entonces recordó a un golpeador de Hufflepuff que, aparte de que seguramente aceptará jugar con ellos, era muy bueno en el puesto.

-Rickett -llamó el azabache dirigiéndose a la mesa de Hufflepuff-. ¿Quieres jugar con nosotros?

-Será un placer -aseguró el joven poniéndose en pie-. Y llámame Anthony.

Harry asintió sin prestarle atención. Ahora solo faltaban dos cazadores, tenía una vaga idea de quién podía ser uno pero el otro...

-Yo también puedo jugar como cazadora -se ofreció Cho sonriendo.

-¡Perfecto! -dijo Harry emocionado y dedicando a la asiática una sonrisa-. Genial, ahora solo falta uno. Percy.

Todos se quedaron en silencio, sin comprender lo que había dicho Harry. Percy fue el primero en hablar.

-¿Qué?

Todos asintieron, ¿Que se proponía Harry?

-Oh vamos, Percy. Sé perfectamente que eres bueno volando, además, les debes a los gemelos la oportunidad de lanzarte bludgers hasta cansarse, ¿Cierto? Y sé que a Wood le gustaría jugar contra su ex compañero de cuarto.

Harry no le dio ninguna oportunidad de rechazar el puesto así que Percy se convirtió en el último cazador. Harry le echó un último vistazo a su equipo antes de dirigirse al vestuario: Un chico que dudaba de su capacidad, dos chicas que se odiaban, un golpeador de habilidades desconocidas, otro que nunca había jugado con ellos y... Percy... El atrapar la snitch a pocos minutos del partido era la única esperanza de Harry.

Todos caminaron hacia los vestuarios mientras el resto iba a la gradas. Hermione detuvo a Ron.

-Ron, sé que piensas que lo vas a hacer fatal y que con Wood no puedes compararte... ¡Pues deja de pensarlo! Te he visto entrenar muchísimas veces y eres increíble, lo sé, y tú deberías saberlo, porque lo eres ¡Ahora sal ahí y demuéstrales quien es Ronald Weasley!

Hermione dijo todo eso muy deprisa. Dudo un momento antes de besar a Ron en la mejilla y salir corriendo completamente colorada.

Ron estuvo unos segundos acariciando el lugar de su mejilla que los labios de Hermione habían tocado mientras pensaba en lo que ella le había dicho.

-Después de eso es imposible que pierda... -murmuró para sí mismo antes de seguir a sus compañeros.

Harry no sabía que decirle a su equipo para que no pensaran que iban a ser aplastados sin piedad pues el mismo lo pensaba. Por eso cuando Ron entró gritando "¡¿Qué hacéis ahí parados?! ¡Venga a cambiaros y a darle una paliza a esos idiotas!" se quedó tan sorprendido como el resto.

Un rato después ya estaban todos listos para el partido.

-Bien, chicos. Sé que esto será difícil y no sé qué más decir. Sé que tenemos posibilidades pero también se de primera mano que ellos son increíbles. Solo quiero recordaros que este partido es para divertirnos así que no os lo toméis muy a pecho. Eso sí, quiero veros a todos dar nuestro máximo esfuerzo ahí fuera, ¿Queda claro?

Todos asintieron y Ron gritó "¡A ganar!" Y fue coreado por todo el equipo.

El equipo de Harry salió segundo. Harry vio como sus rivales volaban por el campo de manera coordinada, se notaba que llevaban tiempo jugando juntos. Harry tragó saliva, iba a ser un partido difícil. Pero claro, eso solo lo hacía más emocionante.

Cuando el equipo de Harry salió Harry cada vez tenía menos esperanzas sobre el partido. Lo único positivo destacable de su equipo era el increíble entusiasmo de Ron para con el partido. Pero, pensó Harry, en cuanto anoten un tanto ese entusiasmo desaparecerá.

Harry le dio la mano a Oliver y ambos se sonrieron amistosos pero ambos vieron el desafío en los ojos del otro. La señora Hooch liberó las pelotas, lanzó la quaffle y el partido comenzó.

Harry se sorprendió enormemente al ver volar a Charlie. Elegante pero agresivo y muy peligroso. Al parecer su experiencia con los dragones había alterado su forma de volar y no había duda de que para mejor.

Los golpeadores nuevos, nerviosos y sin haber jugado nunca con el equipo con el que jugaban, no tenían nada que hacer contra los gemelos. No podían desviar las bludgers que estos lanzaban y tampoco darle a nadie sin que uno de los gemelos se interpusiera y desviara la pelota.

Por su parte, Ginny y Cho se repelían y no pasaban la pelota insultando a la otra mientras esta la tenía. Por supuesto, ignorando a Percy totalmente.

Harry vio como Angelina le quitaba la quaffle a Ginny, que se negaba a pasársela a Cho y como se deshacía de Percy con un simple pase a Katie. Vio como si fuera a cámara lenta como esta se acercaba a los aros. Vio la mirada de seguridad y desafío de Ron y, más lentamente todavía, vio como la quaffle entraba por el aro izquierdo. Genial, ahora que había marcado un tanto había perdido a Ron también.

Pero eso no ocurrió.

Harry pidió un descanso y todos bajaron.

-Bien, sé de sobra que no os aguantáis la una a la otra pero tendréis que soportarlo y empezar a jugar en equipo. Jugar con Percy también. Por el partido. Vosotros, si veis que no conseguís dar a nadie con las bludgers dejar de intentarlo, no importa, dedicaros a proteger el equipo. Ron, sé que pierdes la seguridad en cuanto te marcan una vez pero eso da igual, solo preocúpate de esforzarte más con el siguiente -dijo Harry de manera calmada mientras todos escuchaban atentamente.

Hubo unos instantes de silencio y entonces Ron gritó:

-¡Mierda, quiero ganar! ¿Vosotros no?

Todos asintieron y Harry sonrió.

-Bien, demostrémoslo ahora.

-Serás un capitán genial -le dijo Ginny mientras montaba en su escoba.

Todos se elevaron nuevamente, más decididos que nunca.

Harry sonrió abiertamente al ver los cambios en el juego. Ginny y Cho se compenetraban perfectamente, era casi ridículo ver como se pasaban la quaffle sin necesidad de mirarse. Se guardaban los tiros para Percy, quien, después de pasar siete años viendo los partidos de Wood y de haberle oído contar la mayoría de sus modos de juego había sido capaz de meterle cuatro tantos en once intentos. Ron lo estaba haciendo genial, le habían metido tres tantos más pero cada vez que lo hacían se le veía todavía más concentrado. Los golpeadores habían comenzado a seguir la estrategia de Harry y se dedicaban a defender el equipo, eso había comenzado a cabrear a los gemelos ya que la ofensiva era su punto fuerte.

Harry sonrió satisfecho pero frustrado. Todos lo estaban haciendo genial pero, a este paso, todo se decidiría con quien cogiese la snitch. Se dedicó a buscarla con más ímpetu. Dio vueltas por el campo a gran velocidad cuando la vio, en una posición crítica.

Harry y Charlie estaban a treinta metros el uno del otro, la snitch estaba entre ellos, a una distancia similar del uno que del otro.

Se miraron durante un segundo y se lanzaron sobre la snitch. Esta, burlona, esperó hasta que ambos estuviesen casi a punto de chocarse entre ellos antes de bajar en picado. Los buscadores la siguieron, descendiendo a gran velocidad. Poco antes de chocar con el suelo ambos se colocaron verticales y se miraron desafiantes antes de seguir persiguiendo a la snitch.

Subían y bajaban dándose empujones. Ninguno de ellos fue consciente de que todos habían dejado de jugar para observarlos. La snitch estaba a un brazo de ellos, Harry era más rápido, estaba tan cerca...

BUM

Charlie había dejado de estirar su brazo para cargar con fuerza contra Harry, empujandole a una considerable distancia de la snitch. Con una sonrisa de triunfo Charlie estiró el brazo.

Harry, nervioso, frustrado, cabreado y con el corazón bombeándole con fuerza hizo algo realmente genial pero exageradamente estúpido.

Saltó de la escoba.

Se apoyó sobre su escoba y saltó. Esta, debido a la potencia del salto perdió bastante altura mientras Harry la ganaba.

Saltó de la escoba y se lanzó contra la snitch.

Cerró su mano entorno a ella.

Todos gritaron histéricos mientras Harry caía...

Mientras Harry caía justo encima de su escoba.

Fue un alivio porque Harry no había pensado para nada en la caída. Los gritos de terror se convirtieron en aplausos y vítores más dedicados a la jugada que a la victoria. Harry se prometió que nunca, nunca, nunca, diría que la caída sobre la escoba había sido suerte. Así como tampoco diría el terrible dolor que se le había quedado en el culo.

Todo su equipo se lanzó entusiasmado contra él y comenzaron a felicitarle. Pronto se unieron también los miembros del otro equipo.

-Admito mi derrota, eso ha sido increíble -confesó Charlie con una mirada todavía impresionada.

—La mejor jugada que hayas hecho nunca —le aseguró Oliver emocionado aunque algo frustrado por la derrota.

Después del resto de felicitaciones los jugadores volvieron al vestuario. Mientras que Ron tenía la sonrisa más grande que Harry le había visto nunca el resto del equipo también estaba muy emocionado. De hecho Harry juraría haber visto a Ginny y Cho abrazarse por un segundo.

Cuando salieron del vestuario Harry se encontró con todos los Weasley, Hermione, Oliver, Sirius y varios más.

—¡Ron! —exclamó Hermione antes de lanzarse contra Ron, emocionada—. Lo has hecho genial, ¡Se te veía tan confiado y tan genial!

Hermione se ruborizó un poco cuando al acabar de hablar pero eso no borró su emoción.

—Ha sido gracias a ti —le aseguró el pelirrojó también sonrojado y siendo incapaz de mirarla a los ojos al decirlo. Al parecer, pensó Harry, su confianza y seguridad recién lograda había vuelto a desaparecer.

Harry miró a su alrededor extrañado. A primera vista todo parecía normal pero...

—¿Dónde está el profesor Lupin? —le preguntó Harry a Sirius, quien soltó una carcajada.

—En serio, Harry. Llamas a Voldemort por su nombre pero no eres capaz de llamar Remus a Lunático —dijo mientras se reía—. Le vi ser secuestrado por Tonks antes de que empezara el partido.

Harry no llegó a entenderlo, ¿Por qué quería Tonks estar a solas con Lupin?

—Ya hemos hablado de esto —dijo Remus de manera tajante.

—Pero es que no lo entiendo —se quejó la metamorfomaga cruzándose de brazos contra la puerta.

Remus y Tonks estaban en una habitación vacía. Tonks le había encerrado ahí y se había puesto delante de la puerta, impidiendo así que Remus pudiera salir sin que ella se lo permitiese y solo lo permitiría bajo una obvia condición.

—Pero no puede ser, lo sabes. Soy mucho mayor que tú, además soy pobre... ¡Y por todos los diablos, soy un maldito licántropo! —exclamó el hombre-lobo, cansado. Tonks montaba con regularidad un numerito como este y para Remus era cada vez más difícil rechazarla.

—¡A mí me da igual!

—Nymphadora, déjame salir de aquí, no quiero enfadarme —dijo Remus sabiendo que estaba a punto de perder la paciencia y de que podía hacer algo de lo que luego podría arrepentirse.

—No —dijo Tonks secamente.

—¡Abre la maldita puerta! —rugió Remus.

—¡No pienso abrirla hasta que me digas lo que quiero oír!

Remus soltó una gran bocanada de aire y la miró con furia. Ya no había nada que hacer, había explotado.

—¿Y qué es lo que quieres que te diga? ¡¿Eh?!, ¡¿Qué me da igual no ser lo suficientemente joven como para estar a tu nivel?! ¡¿Qué me da igual ser tan pobre que no podría ofrecerte una buena vida?! ¡¿Qué me da igual ser un hombre lobo que puede llegar a hacerte daño en algún momento?! ¡¿Qué se me parte el corazón en mil pedazos cada vez que me haces rechazarte?! ¡POR QUE SI, ESTOY JODIDAMENE ENAMORADO DE TI!

Tonks tenía los ojos muy abiertos, sin duda no se esperaba algo así por parte de Remus. Abrió la boca para hablar pero algo inesperado la detuvo.

—Ya me da igual, se acabó —sentenció Remus antes de inclinar su cabeza hacia ella y comenzar a probar el sabor de sus labios.

Sin duda eso había sorprendido más todavía a la metamorfomaga pero segundos después sonrió llena de satisfacción antes de profundizar el beso. Sintió como una corriente recorría su cuerpo, estaba siendo un momento mágico, más mágico que cualquier clase de magia que ella haya visto antes, ¡Por fin estaba besando a Remus¡ ¡Y, por Merlín, había dicho que estaba enamorado de ella!

—Vaya, vaya, me distraigo un momento para ver como juega mi ahijado a quidditch y decides aprovechar la oportunidad para aprovecharte de mí inocente e indefensa sobrinita —una voz se hizo escuchar desde la recién abierta puerta.

Se separaron sobresaltados. Remus miró a Sirius sintiéndose culpable mientras Tonks le fulminaba con la mirada llena de furia, ¡Había estropeado su momento!

—He... Yo... —empezó a tartamudear Remus y Sirius abrió la boca para seguir burlándose de él.

—Lárgate, Black —gruñó Tonks antes de cerrar la puerta dando un fuerte portazo.

Sirius, al otro lado de la puerta, había comenzado a cantar una estúpida canción que decía algo así como: "El licántropo y la metamorfomaga, la peor pareja jamás formada".

Tonks se giró hacia Remus y decidió decir algo antes de abalanzarse sobre él.

—No pienso dejar que te arrepientas de lo que has dicho.


4 comentarios :

  1. ¡GENIAL! ¡ME ENCANTA!

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  2. Soy nueva en la lectura y me he leído hasta aquí de golpe. Y me gusta mucho. Sigue escribiendo así.

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  3. Soy nueva en la lectura y me he leído hasta aquí de golpe. Y me gusta mucho. Sigue escribiendo así.

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