lunes, 29 de septiembre de 2014

Carrera en el bosque prohibido


(Vaya, se me había colado este capitulo de la parte dos, pero bueno, aquí está)

Woo Hoo!

Pues hoy me siento mejor que ayer. Lo cual es raro porque hoy es Domingo, lo cual me recuerda que mañana es Lunes, y los Lunes... Clases :c

¡Hoy no hay lectura de libros! Nop. Hoy van a pasar muchas cosas inútiles. Si se encuentran una escena de Ron sin camisa no ha sido idea mía, ha sido de la novia de Jorge 4 y me lo he tomado como un reto (porque como chico que soy no tengo ni la menor idea de cómo reacciona una chica en casi ningún aspecto, y menos al ver a Ron sin camisa) Pero lo he intentado y espero que si os entrar ganas de matarme lo hagáis en persona en vez de contratar un sicario. Siempre es más agradable que te mate alguien por un sentimiento a que lo haga por que le pagan ;)

A leer, muggles.

Todos los personajes pertenecen a J.K. Rowling.

—Oh, Harry, Malfoy me ha dicho que quiere hablar contigo —le dijo Hermione haciendo que Harry frunciera el ceño extrañado. ¿Qué podía querer Malfoy de él?

Harry pasó toda la cena pensando en eso pero por mucho que pensaba no encontraba una razón. Si Malfoy le había dicho eso a Hermione había tenido que ser cuando volvieron juntos por lo que no podía tener relación alguna con el duelo. Pero entonces, ¿Qué quería decirle?

—Oye, Harry —dijo Ron quien, sin razón alguna, había esperado a tragar para empezar a hablar—. ¿Tu cuando empezaste a pensar en chicas?

Esa pregunta descolocó totalmente a Harry e hizo que se atragantara con el trozo de tarta de melaza que estaba comiendo.

—¿A qué viene eso? —preguntó frunciendo el ceño. Molesto por la pregunta y avergonzado por que se la hiciera delante de Hermione, Ginny e incluso su propia madre.

—Oh, en realidad no importa. Es que estaba pensando que seguramente aparezcan esos pensamientos en el libro y todos los escucharán —dijo Ron mientras se metía un enorme pedazo de tarta de queso a la boca—. A mbi mbe molphestharia.

Harry le entendió al instante (“A mí me molestaría”) pues estaba más que acostumbrado a escucharle hablar con la boca abierta. Suspiró. Sería algo incómodo. Muy incómodo y, en cierto modo, también algo humillante.

Cuando estaba a punto de servirse otro pedazo de tarta de melaza vio a Malfoy apoyado en la puerta del Gran Comedor, observándole, esperándole. Harry miró su pedazo de tarta y volvió a mirar a Malfoy, que seguía mirándole. Volvió a mirar a la tarta y suspiró, levantándose y dirigiéndose a la salida.

—Ven —dijo el rubio simplemente. Y comenzó a andar. Y Harry comenzó a seguirle. Y ninguno de los dos dijo nada. Y a ninguno le importó.



—¿A dónde ha ido este ahora? —preguntó Ron extrañado al ver a Harry caminando cerca de Malfoy.

—Draco quiere hablar con el —dijo Hermione encogiéndose de hombros.

—¿Draco? —preguntó Ron sintiéndose extrañado, molesto y casi traicionado—. ¿Cómo que Draco?

—Eh... Bueno, ya sabes, Malfoy —dijo Hermione algo nerviosa—. Dijo que quería hablar con Harry para...

—Eso no me importa, ¿Por qué le llamas Draco? —preguntó Ron comenzando a respirar agitadamente.

—Mira, Ron, ¿Te das cuenta? ¡Estamos a punto de volver a pelearnos! —intentó calmarle Hermione.

Ron bufó.

—Es lo que intentaba, ¿Cómo se te ocurre llamarle Draco? ¡Es Malfoy! ¡Es el tío que te ha tratado fatal durante toda su vida! ¿Por qué has vuelto tan cerca de él al comedor?

Hermione tragó saliva.

—Draco... ¡Sí, he dicho Draco! —repitió al ver que Ron volvía a bufar—. Y lo seguiré llamando así. Está cambiando. Quiere cambiar. Incluso ha prometido no volver a llamar a nadie sangre sucia.

—¡Y tú le crees! —exclamó Ron cabreado—. ¡Es Malfoy! ¡Malfoy! ¡Siempre miente! ¿O no mintió para que condenaran a muerte a Buckbeack? Pero claro, en cuanto alguien dice que va a dejar de portarse mal todo lo que ha hecho queda arreglado, ¿Verdad? —dijo irritado—. ¿O es que acaso también te gusta Malfoy como pasó con Lockhart?

Hermione alzó una ceja, sorprendida.

—¿Estás celoso? —preguntó divertida. Ron bufó—. ¡Estás celoso!

—¡¿Y qué si lo estoy?! —dijo Ron algo ofuscado y avergonzado. Se levantó y salió del comedor dejando su trozo de tarta de queso sin terminar.

Hermione se quedó con la boca ligeramente abierta. Entonces su rostro se tornó rojo. Sonrió tontamente. Ron celoso... Ron celoso... Ahora toda la anterior discusión más que algo molesto le pareció algo lindo. Ron estaba celoso... ¡Por Merlín! No pudo contener una pequeña risita de felicidad.

Lily observaba con diversión como Hermione enrojecía, sonreía y reía ella sola. En cierto modo le recordaba a su adolescencia. Ella y Hermione tenían mucho en común. Lily, al igual que Hermione, se refugiaba en los libros por su falta de seguridad en sí misma, tenía una extraña necesidad de saber siempre las respuestas para todo para que nadie viera lo insegura que era en realidad. Fue así hasta que se hizo amiga de sus compañeras de habitación. Y entonces James empezó a molestarla. Y después Lily comprendió sus sentimientos por James. Y pasó un buen tiempo hasta que los aceptó. Y después salió con James. Y entonces sintió que todo lo que la rodeaba brillaba, que la vida tenía sentido y que en el aire se respiraba felicidad. Y así era todavía, ¡Y con más razón! Ahora eran ella, su marido y su recién conocido hijo. Sonrió de la misma manera que Hermione. Como si ella también fuera una tonta adolecente enamorada.



—Bueno chicos, parece que no me queréis decir donde esta Colagusano pero dejando eso de lado, ¿Qué ha sido de vosotros? ¿Qué habéis estado haciendo estos años sin mí? —preguntó James a sus dos amigos.

Sirius tragó saliva y empalideció. Remus lo notó y dijo lo primero que le vino a la cabeza.

—Yo he sido profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras aquí en Hogwarts, le he dado clase a Harry.

La mención de Harry salvo la situación porque a James le entusiasmaba escuchar cualquier cosa sobre él.

—¿Y qué tal le fue? ¿Tiene talento? Claro, claro que lo tiene, no por nada yo y Lily somos sus padres —dijo asintiendo.

—Lily y yo, James —le corrigió Remus.

James bufó.

—Yo soy más importante —aseguró y Lily, que había estado escuchando, le miró a los ojos, sin decir nada. James se puso nervioso.

—Está bien, está bien. No es así. Pero solo Lily es más importante que yo, el resto vais por detrás de mí.

Lily sonrió divertida, Remus rodó los ojos y Sirius gruñó.

—¿Te estás poniendo por delante de mí, Cornamenta?

—Siempre he estado por delante de ti, Canuto. ¿O piensas comparar un simple chucho con un grande y majestuoso ciervo?

—¿Quieres que lo comparemos? —preguntó Sirius poniéndose en pie.

—¿Carrera en el bosque prohibido? —preguntó James emocionado.

—¡Carrera en el bosque prohibido! —dijo Sirius aceptando el desafío.

Ambos salieron corriendo del comedor dejando solos a Remus, Tonks y Lily.

Lily sonreía divertida, como Tonks. Remus sin embargo se mordía ligeramente la lengua, intentando contener las ganas de llorar. Nostalgia, tristeza, felicidad, sueños imposibles... Todo eso y mucho más golpeaba con fuerza su corazón. Tonks y Lily se dieron cuenta y ambas le cogieron de la mano, dándole apoyo. Remus le sonrió ambas, dejando salir un par de resbaladizas lágrimas.



Hermione subió a la sala común con otras chicas de Gryffindor.

—Oye, Hermione, ¿Qué piensas de Ron? —le preguntó Lavender sonriendo con emoción.

Hermione abrió mucho los ojos, sorprendida.

—¿Cómo que qué pienso de él? —preguntó nerviosa—. Es un buen chico. Es leal, buena persona y dispuesto a dar su vida por sus amigos.

Sus compañeras asintieron varias veces.

—Eso pensaba —dijo Lavender con un extraño brillo en los ojos—. Además, ¿Habéis visto cómo ha cambiado desde que ha entrado en el equipo de quidditch?

—Y que lo digas —dijo Sally, una alumna de sexto, asintiendo con la cabeza—. Cualquiera diría que lleva entrenando más tiempo que Harry.

Hermione tenía sentimientos contradictorios. Por una parte le gustaba que la gente comprendiera lo increíble que era Ron. Por dentro y por fuera. Pero por otra le molestaba que no pararan de hablar de él... Además Lavender lo hacía con un tono que le era a Hermione muy desagradable. Espera... ¿Hermione estaba celosa?

—¡Y cómo le queda el uniforme de quidditch! —dijo Dana, otra alumna de sexto, emocionada.

—Cierto, cierto —dijo Lavender con una sonrisa que a Hermione le molestó mucho—. Además, cuando juega y sale tan nervioso al campo... ¡Hay, es que es tan lindo!

Hermione no pudo más y decidió hacer algo, y se odió por lo que iba a hacer.

—¿Y qué me decís de Harry?

Ginny, que había permanecido callada todo el rato fulminó a Hermione con la mirada.

—Oh, sí, Harry... —empezó Sally, y a partir de ahí la conversación se desvió hacia el azabache, con una Ginny que no paraba de enviar miradas de furia a Hermione.



Malfoy había llevado a Harry a una clase vacía del quinto piso y entró en ella, esperó a que Harry entrara también y dejó la puerta abierta. Suspiró.

—Mira, Potter —comenzó con los ojos cerrados, como si en el fondo no quisiera decir lo que iba a tener que decir—. Nunca me has agradado demasiado.

—Tu a mí tampoco —comentó Harry sin entender la razón por la que estaba ahí, ¿Acaso Malfoy iba a intentar pegarle o algo? Harry estaba tenso, esperando tener que entrar en acción en cualquier momento.

—Bien. Vale. Como he dicho, nunca me has agradado...

—Tu a mí tampo...

—¡Me vas a dejar terminar! —bufó el rubio—. Como iba diciendo antes de que me volvieras a interrumpir: Nunca me has agradado demasiado, pero sé que me he pasado con lo que he hecho en muchas ocasiones. Y quería disculparme.

Harry dejo salir un extraño sonido de su garganta. Eso sí que no se lo esperaba.

—Vaya... —fue todo lo que llegó a decir.

—Por supuesto, no quiero que seamos amigos —se apresuró a decir Malfoy—. Solo que el disculparme por los errores que he cometido es el primer paso para conseguir madurar. Y quiero madurar. Quiero cambiar. Y quiero dejar de ser el idiota que siempre he sido.

Harry no sabía que decir. Ahí estaba Malfoy, diciéndole que sentía haberse portado mal y que quería cambiar.

—¿Es por una chica? —aventuró el azabache, curioso.

—No. Bueno, sí... Sí y no—dijo Malfoy dejando a Harry completamente confuso—. Yo quería cambiar desde antes, por mis propias razones, pero ahora también es por una chica.

—¡Ja! Malfoy enamorado, por Merlín, eso es algo increíblemente gracioso —dijo Harry soltando una carcajada.

—Oye, ¿Y a ti que te pasa? —bufó el rubio.

—Qué no sabía que podías llegar a tener sentimientos positivos —dijo Harry divertido—. En serio, el algo increíble, ¿Y quién es la pobre?

—¿Cómo que la pobre? —dijo Malfoy algo molesto—. Es Astoria Greengras. De quinto.

Harry asintió. Ya lo suponía, es decir, había visto a Astoria salir detrás de Malfoy en el comedor.

—Es guapa —dijo Harry—. Y según parece no tiene ningún prejuicio de sangre.

—No los tiene—aseguró Malfoy—. Y yo dejaré de tenerlos. Y sí, es muy guapa.

Harry le dirigió una sonrisa ladeada, algo divertido. Nunca se habría imaginado tener una conversación así con Draco Malfoy.

—Bueno, pues espero que te vaya bien —dijo apoyando su mano en su hombro mientras caminaba hacia la puerta—. Nos vemos, Draco.

Dicho eso Harry se marchó. Malfoy se quedó solo en el cuarto, sorprendido porque Harry le había llamado Draco y aun mas sorprendido porque no le había molestado. Malfoy suspiró. Había sido mucho más fácil de lo que había pensado aunque, por otra parte, hablar con Potter de manera amigable había empezado siendo algo forzado. Luego había acabado siendo real, Potter era una persona muy amigable.

Harry caminaba de vuelta a la sala común pensando en lo que acababa de ocurrir. Malfoy se había disculpado con él y suponía que también con Hermione, ¿Se disculparía con Ron también? Había sido raro hablar con Malfoy de esa manera pero tampoco había sido desagradable. Nunca serían amigos. Eso estaba claro. Pero si podían llegar a soportarse. Siempre y cuando, claro está, Draco... Es decir, Malfoy, siguiera comportándose así. Era raro notar que inconscientemente estaba pensando en Draco como Draco y no como Malfoy. No sabía a qué se debía y, a pesar de que por una parte le desagradaba la idea, por otra le parecía algo normal. Es decir, Draco estaba cambiando, ¿Por qué iba a molestarle a Harry llamar por su nombre a una persona que ya no se portaba mal?



Ron acababa de salir de la ducha. Neville siempre se duchaba primero y Harry siempre impedía que Seamus y Dean entraran a la ducha a quitarle la toalla y la ropa. Luego entraba Harry y entonces era Ron quien tenía que evitar que, por venganza, Seamus y Dean le quitaran la ropa a Harry. Pero ahora la habitación de los chicos estaba vacía y Ron había podido entrar el primero y no tener que temer que le quitaran la ropa. Estaba secándose el pelo con una pequeña toalla mientras tenía otra cubriéndole desde la cintura hasta las rodillas cuando escuchó un chillido.

—¡NOOOOOO! —era la voz de Hermione.

Ron, nervioso, preocupado y muy asustado salió corriendo en busca de su amiga sin pensárselo dos veces.



Hermione estaba en la sala común con sus compañeras de casa. Habían venido todo el camino hablando de Ron, de Harry y de cómo Ginny había cortado con Michael. Entonces le preguntaron a Hermione si le gustaba alguien. Entonces Hermione enrojeció y dijo que no. Entonces empezaron a presionarla. Entonces Hermione siguió negándolo. Entonces comenzaron a hacerle cosquillas. Entonces Hermione gritó. Y entonces apareció Ron corriendo.

Todas se detuvieron. Ron estaba delante de ellas. Semi-desnudo. Con una mísera toalla cubriendo sus partes. Vieron como suspiraba, aliviado de que nada le pasase a Hermione.

Hermione tenía la boca ligeramente abierta y no paraba de observar a Ron. Su cuerpo todavía estaba algo mojado y gotas de agua descendían desde sus hombros, pasando por su pecho, hasta llegar a esos trabajados abdominales. No era algo exagerado pero tampoco era poca cosa. Hermione no encontraba otra palabra para definirlos que no fuera “Perfectos”, ¡Y eso que ella no creía en la perfección!

Supo que tenía que apartar la vista del cuerpo de Ron. Supo que este la observaba extrañado. Supo que estaba completamente sonrojada. Y supo que tenía que verse ridícula con la boca ligeramente abierta observando atentamente cada detalle del cuerpo del pelirrojo. Cada gota de agua que se deslizaba por su cuerpo con envidiable lentitud. Cada lunar que adornaba un lugar que provocaba ser acariciado. Todo.

—Bueno, si estás bien me vuelvo a dentro —dijo Ron y desapareció por las escaleras que llevaban a los cuartos masculinos.

Cuando Ron desapareció fue cuando Hermione se dio cuenta de que no había respirado en todo este rato. Y cuando se dio cuenta también de que no estaba sola. Y de que todas las que estaban junto a ella tenían la misma cara de embobadas que ella. Y eso la cabreó. Mucho. Hermione no era una persona posesiva. No. Pero sentía que ella era la única que debía saber que partes del cuerpo del pelirrojo eran adornados con sus lindas pecas. Ella debía ser la única que viera a Ron con el cuerpo todavía mojado. Ella debía ser. Y solo ella. Y nadie más. Y tal vez estaba celosa pero no le importaba.

Cuando escuchó a Lavender soltando un chillido de emoción sintió unas terribles ganas de sacar su varita y borrarle la memoria. Sin importarle que no dominara el conjuro y sin importarle que podía llegar a borrarle todos y cada uno de los recuerdos en el intento.

Porque esa imagen que había tenido de Ron valía todo eso. Y es que ese cuerpo no debería ser real. Y es que no era posible que fuera legal. Debería ser un pecado ser tan... Tan... Ron. Y Deberían castigarle, ¡Con Azkaban! ¡AZKABAN!



En el bosque oscuro estaba ocurriendo algo muy inusual. Un ciervo y un perro estaban echando una carrera. Era una carrera llena de competitividad, pero muy amistosa. Ambos contendientes querían ganar, pero a ninguno le molestaba perder. Porque estaban entre amigos, entre hermanos. Sabían que si uno no ganaba ganaría el otro, y la idea no les resultaba ni frustrante ni molesta.

El ciervo era más ágil. Esquivaba los obstáculos y saltaba de manera espectacular, cosa que le hacía ganar mucho tiempo. El perro, a pesar de no ser tan ágil, tenía más experiencia, tenía una posición más apropiada para correr. Se notaba que era bastante más mayor que el ciervo. Con sus ventajas y sus desventajas.

Corrieron. Y siguieron corriendo. Y estaban cansados. Pero no les importaba. Seguían corriendo. Y les dolían las piernas. Pero no les importaba. Seguían corriendo. Eran felices. Corrían. Juntos. Como siempre debían haber estado.



Cuando Harry entró en la sala común se encontró con una escena que verdaderamente no esperaba encontrar: Sally estaba tumbada en el suelo gritando. Encima de ella estaba Hermione gritando. Ambas se estiraban del pelo. Ambas tenían las mejillas muy rojas.

—¿Qué demonios pasa aquí? —preguntó alarmado corriendo hacia ellas.

—Esta bestia se ha tirado hacia mí como una loca —gritó Sally haciendo fuerza para salir de debajo de Hermione, pero esta no le dejaba.

—¡Esta idiota estaba planeando darle un filtro de amor a Ron! —gritó Hermione cabreada.

—¡Era una broma! —le dijo Sally a Harry muy convencida.

Harry miró a Hermione, extrañado. Esta le miró con furia.

—Harry, ¿De verdad crees que voy a pelearme con alguien por una broma? —exclamó la castaña bastante enojada.

Fue entonces cuando Harry vio un bote con forma de corazón roto en el suelo, rodeado de un extraño líquido. Fue entonces cuando Harry comprendió que, como no, Hermione tenía razón.

—¡Querías darle un filtro de amor! —acusó Harry a Sally, algo cabreado, aunque ni siquiera sabía lo que era un filtro de amor. Aunque se hacía una idea.

—¡Y que! —exclamo está haciendo fuerza para salir de debajo de Hermione y ponerse de pie—. ¡Solo iba a divertirme un rato con el! ¡Y él lo disfrutaría también!

Hermione soltó un gemido y, sin pensárselo dos veces, abofeteó a Sally con fuerza. Fue entonces cuando Harry comprendió porque ambas tenían las mejillas tan rojas.

Harry decidió intervenir. Agarró con cuidado a una Hermione que seguía mirando a Sally con furia y se la llevó a un asiento para tranquilizarla.

—¿Y vosotros que miráis? —gruñó Hermione a todos los curiosos que había por la sala. Estos, viendo la furia en los ojos de la castaña, se marcharon rápidamente. Sally también.

Hermione resoplaba cabreada y Harry no sabía que hacer para que se tranquilizara.

Entonces bajó Ron. Con un inmensa sonrisa en el rostro y con una gran bolsa de grageas de todos los sabores.

—¿A que no sabéis lo que me he encontrado debajo de mi ca... —vio la cara de Hermione—. ¿Y esa cara? ¿Ha pasado algo?

—Nada —se apresuró a decir Hermione.

Ron bufó.

—Ya, claro —dijo entornando los ojos—. ¿Me lo vais a decir o no? Porque, la verdad, parece que alguien te haya estirado de los pelos y te haya abofeteado varias veces...

Hermione abrió mucho los ojos y Ron comprobó que su loca teoría era real. Su rostro se volvió serio y peligroso en un instante.

—¿Quién? —preguntó simplemente.

Hermione miró a Harry, pidiéndole ayuda.

—Nadie, Ron. Ya está todo arreglado y, por favor, si vas a preocuparte preocúpate por como esta Hermione y no por quien ha hecho que este como esta.

Entonces Ginny bajó corriendo hacia ellos.

—Chicos, una chica de mi cuarto me ha dicho que Hermione se ha... —vio la cara de Hermione—. Pienso matar a Sally.

—¿Sally? —preguntó Ron poniéndose en pie—. ¿Ha sido ella? Contesta.

Hermione fulminó a Ginny con la mirada, esta acababa de darse cuenta de que había metido la pata.

—Ron. Ya te he dicho que esta todo solucionado —dijo Harry.

—No. No lo está. Ha hecho daño a Hermione, ¡Mira como tiene la cara! —gruñó alterado.

—Peor tiene la cara ella —dijo Harry riendo levemente y Hermione rió también.

—¿Le has pegado? —le preguntó Ron a Hermione. Ella asintió algo avergonzada.

—Le ha dejado bien claro quién manda —dijo Harry sonriendo.

—¡Genial! —dijo Ron sentándose junto a Hermione.

—¿Y es cierto que la pelea ha empezado por que Sally quería darle a Ron un filtro amoroso? —preguntó Ginny curiosa.

Ron abrió mucho los ojos.

—Eso significa... —dijo mientras su cerebro gruñía satisfecho—. ¡No querías que me lo diera por que no querías que estuviera con ella! —dijo Ron y comenzó a caminar dando saltitos por la sala—. ¡Celosa! ¡Luego me decías a mí!

—¿Qué? ¡No! Solo me preocupaba por ti —intento excusarse Hermione mientras perseguía a Ron que seguía dando saltitos diciendo “Celosa, celosa”—. ¡No estaba celosa! ¡Jo! ¡Que no! ¡En serio! ¡Créeme! ¡Jo!

Harry y Ginny miraron a la pareja, se miraron entre ellos y comenzaron a reír.



En el bosque prohibido ya no había ningún perro ni ningún ciervo. En su lugar había dos hombres, una bastante más joven que el otro. Ambos tumbados en la hierba, agotados, riendo y viendo los pequeños resquicios de cielo que eran visibles a través de la inmensa cantidad de hojas que salían de los enormes árboles que había en esta parte tan profunda del bosque.

—Ha sido genial —dijo James respirando de manera agitada.

—Y que lo digas. No tengo fuerzas para levantarme —dijo Sirius resoplando.

—Estas hecho un viejales —se mofó James. Permaneció en silencio unos segundos y dijo—: Echaba de menos esto.

Sirius giró su cara hacia James.

—Yo te echaba de menos a ti —su bastante demacrado rostro dejó entrever alguna lágrima—. Te quiero, amigo.

—Y yo a ti —dijo James cerrando los ojos cansado—. Y yo a ti.



Minutos después todos estaban en sus respectivas camas (exceptuando a Sirius y James que acabaron yendo a la casa de los gritos a pasar la noche). (N.A. Lily durmió solita :c pobre)

Harry se quitó las gafas y las puso en su mesilla de noche, suspirando y dándose cuenta de la cantidad de cosas que habían ocurrido en estos últimos días: Habían aparecido libros del futuro, había conocido a su hijo, Ginny había cortado con Michael, Harry tenía sentimientos confusos, habían aparecido sus padres y los de Neville, Umbridge se había ido, Remus y Tonks estaban saliendo, Draco se quería cambiar y estaba enamorado, había ganado a Charlie en un partido de quidditch, Hermione se había pegado con Sally, todos sabían que Hagrid y Sirius eran inocentes y, por fin, Ron y Hermione estaban cerca de confesarse mutuamente sus sentimientos.

Harry sonrió, deseando que el día siguiente llegara cuanto antes. Desayunar con sus padres, hablar con sus amigos, entender sus confusos y extraños sentimientos hacia Ginny (le molestaba el no entenderlos pero, por alguna extraña razón, le gustaba pensar en ellos), ver como Remus y Tonks sonreían felices con su relación y, esperar resignado a que todos sus sentimientos fueran de conocimiento público debido a los libros.

Esa última parte sonaba horrible. Pobre Harry.

Hi! (again)

How are you Little monkeys? Don’t tell lies to me, I know you and I know that you suck cuts. Ok, I don’t know why. But I’m sure that it‘s true. Well, why do I start speaking in this freaking awesome English? Ok, you can kill me if you want.

Bueno, Alma, te podría contar sobre como mi hermano y yo, por llevar la contraria, no nos disfrazábamos el día de Carnaval, sino el siguiente. Y todos nos miraban raro. Y nosotros lo disfrutábamos (no sé por qué dejamos de hacerlo xD) También te podría contar sobre nuestra increíble "broma pesada de la salchicha", porque, sinceramente, fue demasiado brutal (aunque no apta para personas sensibles o demasiado jóvenes) y esa sí que tengo que contártela algún día. Pero hoy no. Hoy solo contaré una tontería divertida (hay que ir poco a poco, pequeño saltamontes).

Hace ya muchos años, en esa época en la que disfrutaba haciendo simples montañas de arena, mi hermano y yo estábamos cabreados. Y era normal. Habíamos pasado toda la mañana haciendo una increíble montaña. Fuimos a bañarnos, volvimos y, ¡Mira tú! La montaña estaba derrumbada, con huellas de pies por encima.
Mi hermano y yo nos miramos. Teníamos que hacer algo para que la gente dejara de cometer crueldades como esa. Acabamos arrancando muchos cardos (de esos que pinchan), colocándolos cerca de la entrada de la playa y haciendo una montaña de arena sobre ellos. Así, cuando las pisaran y se hicieran daño en los pies, se lo pensarían dos veces antes de pisar otra montaña de arena. Nunca olvidaré nuestras miradas de satisfacción cuando encontrábamos que una de las montañas había sido pisada. Así como tampoco olvidaré que el año pasado pisé sin darme cuenta una montaña de arena que, para mi sorpresa, escondía un cardo dentro. En lugar de cabrearme sonreí, al imaginar a otro par de hermanos “impartiendo justicia”, y, de verdad, la idea me hizo feliz. (Ahí estaba yo, con una planta clavada en el pie y sonriendo, si es que más loco no puedo estar XD)

Es divertido esto de contar anécdotas. Podéis contar vosotros también si tenéis tiempo. Me encantará leerlas y conoceros un poco mejor.

NOT MY DAUGHTER, YOU BITCH! (Molly Weasley, antes de matar a Bellatrix, amo ese momento)

Em... Sí, eso era la despedida.

P.D. Mañana la poción, que emoción, ¿Qué les dirán a Harry, Ron y Hermione? Se lo dejo a vuestra imaginación (Que trabaje ella ¬¬ que cansa un montón).



3 comentarios :

  1. que no abias puesto esta cap ya ase uno libros atras

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  2. Hola!!! Me parece super injusto que lily y james no puedan vivir!! Pero lo entiendo Harry no seria el si ellos vivieran!!! Creo que estoy enamorada de la manera en la que escribes!! Es super buena!! He leido demasiadas historias de leyendoel futuro y la tuya es de las mejores!! Y lo mejor es que subes caps rapido!! No duras una eternidad en subir!! Como la mayoria de personas!! Una anecdota mia! Tengo varias la mayoria son con mi mejor amiga! Somos bastante raras!! Somos super fans de 1D y en mi pais hay una tienda de ellos y como a la semana de la inaguracion fuimos! Y habia una muchacha con la que nos pusimos a bailar y a brincar por todo lado como locas!! Y nos hicieron una entrevista para radio Disney!! Fue super raro escucharnos gritar por la radio!! Pero es un dia que no voy a olvidar!! No es una de las mejores pero es la primera que se me ocurrio!!

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  3. Ya se que provablemente ya no leas tus comentarion pero auiero que sepas que me encanta como escribes y, aunque no tenga una anécdota tan divertida (Son contar la vez que le hice creer a mi mamá que ella tenía una cana arrancando le un pelo y mostrándole un pelo blanco que saqué de un gorro en su lugar >:)) pero es el mejor fic que he visto, aunque creo que te pasaste un poquito con lo de Ron son camisa y abdominales perfectos mientras Hermione ae le quedaba viendo con la boca abierta como una idiota (no te culpo por no conocer a las mujeres), pero debo decir que eres una gran escritor, besos.♡

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