sábado, 9 de agosto de 2014

Los siete libros


LOS SIETE LIBROS

Harry dormía. Estaba teniendo un agradable sueño en el que sus padres le acompañaban al expreso de Hogwarts. Su padre, James, llevaba el carrito de Harry mientras este y su madre atravesaban de la mano la columna que separaba el andén nueve del diez. Acababan de entrar en el andén 93/4. Harry buscó con la mirada a sus amigos Ron y Hermione, se despidió de sus padres y subió a él tren. Busco un compartimiento vacío y entro. El tren estaba arrancando. Harry se despedía con la mano a través de la ventana del tren. El tren empezó a coger velocidad mientras Harry seguía agitando su mano con una sonrisa. Entonces, de la nada apareció un cegador rayo de luz verde. EL grito de una mujer y una risa cruel, fría y estridente resonó con fuerza en los oídos de Harry.

Despertó sobresaltado, jadeando. Tenía los puños cerrados con fuerza y gotas de sudor descendían por su cara. Tardó unos minutos en calmarse, estaba acostumbrado a soñar con la muerte de sus padres y, quitando ese final que tanto se repetía en sus sueños, había sido un sueño agradable.

Bostezó mientras se estiraba y, desechando la tentadora idea que era volver a tumbarse aunque fuesen cinco minutos más, se levantó. Se preparó para bajar a desayunar mientras el resto de sus compañeros de habitación despertaban. Suponía que ya era hora de despertar a Ron, el cual, como de costumbre, se encontraba profundamente dormido en estos momentos.

­­—Ron. Despierta venga, se hace tarde —dijo Harry mientras sacudía a su amigo. La única reacción de este fue soltar un pronunciado ronquido y dar un manotazo a la mano de Harry con la que lo zarandeaba. Seguía dormido. Harry sabía que su amigo no tenía la culpa de eso pero le llenaba de rabia el tener que recibir golpes cuando le estaba haciendo un favor. Normalmente lo soportaba pero, por diversas razones, este año Harry estaba tremendamente irascible y reaccionaba de malas maneras a casi todo.

—¡Ron! ¡Despierta de una malita vez! —dijo gritando, ganándose un gruñido del resto de sus compañeros de cuarto que seguían medio dormidos a pesar de estar ya levantados. Ron despertó sobresaltado.

—¡¿Qué pasa?! ¡¿Por qué hay tantas arañas?! —grito este provocando las risas de Seamus y Dean que estaban saliendo de la habitación en ese momento. Después de unos confusos instantes Ron asimiló la situación—. Buenos días Harry...—

—¿Una pesadilla? —pregunto sonriendo. Ron asintió mientras se levantaba.

—Ha sido terrible... Estaba solo en un lugar cerrado y enterrado en una montaña de arañas —Dijo este mientras intentaba calmarse—. ¿Tú que tal has dormido?

—Se podría decir que ha sido algo agradable.

—Ooh... ¿Y ha aparecido una tal Cho en ese sueño? —pregunto Ron mientras sonreía burlón.

—No, no. Que va —Negó Harry mientras se sonrojaba levemente. Era cierto, Harry no había soñado con ella pero cada vez que alguien la nombraba no podía evitar ruborizarse—. Venga date prisa, Hermione ya debe estar esperándonos.

Minutos después ambos salían de su habitación para encontrarse con Hermione, la cual los remprendió por haber tardado tanto. Harry, por supuesto, le echó toda la culpa a Ron.

Cuando llegaron al Gran Comedor ya estaba repleto de gente, se sentaron cerca del centro de la mesa de Gryffindor y empezaron a desayunar.

Habían pasado menos de 15 minutos cuando entro Dumbledore con una expresión seria que Harry pocas veces había visto en su director.

—Tengo una cosa importante que decir —dijo Dumbledore con ese semblante serio y, levantando las manos hizo desaparecer la comida.

—¡Eh! —Gruño Ron, el cual estaba a punto de coger comida de un plato cuando esta desapareció.

—¿Qué creéis que pasa? —preguntó Harry a sus amigos pero Hermione le hizo callar pues Dumbledore se disponía a hablar.

—Hoy ha pasado algo increíble, algo que incluso sabiendo que desconozco los límites de la magia yo me negaba a creer — dijo Dumbledore con voz soñadora mientras los alumnos escuchaban sin comprender—. Tenemos un visitante del futuro.

Un silencio abrumador se apodero del enorme comedor. Los alumnos intentaban entender lo que Dumbledore decía, atónitos, sin saber cómo reaccionar.

—Pero eso es... ¡Imposible! —Hermione se había puesto en pie. Asombrada por la ridiculez que acababa de contar su director. Este sonrió.

—Pensaba como usted hasta hace unas horas señorita Grenger —declaró el director mientras sonreía misteriosamente—. Hasta que conocí a este joven.

De la espalda del director apareció un joven que llevaba una túnica negra y una máscara.

—Yo —dijo el joven a modo de saludo—. No diré quién soy, solo diré que es cierto, vengo del futuro.

—¿Y cómo piensas probar que vienes del futuro? —dijo Hermione con los brazos cruzados, la cual estaba comenzando a exasperarse por la situación ¿Cómo iba a venir del futuro?

—No tengo ninguna intención de probar nada Hermione Grenger. Ya he hablado con Dumbledore y el confía en mí.

—¡Que ridiculez! ¿Y a qué viene todo esto? —saltó Umbridge la cual también estaba enfadada con esta absurda situación.

A Harry también le costaba creer lo que estaba escuchando ¿Del futuro? ¿Cómo iba a ser eso posible? Él estaba al tanto de la existencia de los giratiempos pero sabía que estos solo podían retroceder hasta el inicio del día.

—Ahora mismo iba a explicarlo Jane Umbridge. Pero antes de hacerlo necesito esperar a unas cuantas personas más.

Poco después de haber dicho eso,  un grupo enorme apareció de la nada: Los restantes de la Familia Weasley (Arthur, Molly, Bill, Charly y Percy), Moody, Hagrid (El cual estaba en una misión secreta hablando con gigantes), Cornelius Fudge, Tonks, Lupin y un perro negro. Junto con ellos habían aparecido 3 chicas y 4 chicos también con túnica negra y una máscara similar.

—¡Mama, papa, chicos! —dijo Ron, emocionado mientras se acercaba corriendo hacia su familia. Ginny y los gemelos Fred y George le imitaron. Harry y Hermione también se acercaban a los miembros recién llegados.

—¿Qué hacemos aquí? —preguntó Bill observando con atención el Gran Comedor.

—Ni idea, lo último que recuerdo es que estaba en la Madriguera hablando con Molly, se acercó a nosotros un enmascarado y aparecimos aquí —declaró Tonks. El resto asintió con la cabeza, les había pasado lo mismo.

Mientras, Harry, emocionado, estaba acariciando el perro negro, como si fuera un familiar muy importante para él. Lupin lo observaba con una sonrisa.

—Ya están todos —dijo una de las féminas con mascara recién llegadas. Era pelirroja y con el pelo igual de espeso que Hermione. Harry sonrió, imaginándose por un momento que esta fuera la hija de Ron y Hermione que había venido del futuro pero instantes después negó rápidamente con la cabeza sintiéndose estúpido.

—Perfecto, podéis iros, yo me encargo de explicarlo todo —dijo el desconocido que estaba situado al lado de Dumbledore. El resto de desconocidos asintieron con la cabeza y desaparecieron.

—Bien. Como iba diciendo, vengo del futuro, de un futuro sin Lord Voldemort...

—¡Ja! Eso es porque está muerto —grito Umbridge enojada mientras se acercaba a el ministro de magia, el cual asintió en silencio.

—¡Mentira! —gritó también Harry, quien ya estaba harto de Umbridge. — ¡Yo le vi! ¡Luche contra el!

—Jane Umbridge y Harry Potter, agradecería que se mantuvieran en silencio hasta que termine de hablar. Si, en este momento Voldemort está vivo.

Una gran cantidad de gritos ahogados se hizo oír en el Gran Comedor.

—En poco tiempo habrá una guerra. Cuando nací esta ya había acabado y yo he vivido una vida completamente feliz pero, como en todas las guerras hubo muertes, muchas. Por eso estoy aquí, he traído una serie de libros que cuentan el pasado desde hace cinco años hasta dentro de dos, cuando la guerra acabe.

—Libros que leeremos a partir de ahora, he suspendido las clases hasta que terminemos de leer los libros —Dijo Dumbledore sonriendo a sus alumnos. Los cuales se tomaron la noticia de diferentes maneras. Algunos se alegraron de tener un tiempo sin clases sin embargo a otros les parecía agobiante pasar tanto tiempo leyendo libros sin parar. Cuando los murmullos cesaron el desconocido continuó hablando.

—Esto libros tienen varios objetivos de diferente importancia:
                1 – En muy poco tiempo aprenderán una gran cantidad de cosas sin ningún esfuerzo, garantizado.
                2 – Verán personas con las que se relacionaran en un futuro, tanto de manera amistosa como romántica y lo que ocurrirá con esas relaciones. Con eso podrán prevenir tener esas relaciones si les interesa.
                3 – Podrán prevenir catástrofes, acelerar hechos e incluso salvar vidas.

Los presentes escucharon y asimilaron esas palabras sin creerlo del todo. Era algo totalmente surrealista.

—Por cierto, creo que debería avisaros de algo. Todos ustedes están ahora mismo atrapados en Hogwarts, nadie podrá salir de aquí hasta que yo lo diga.

Más gritos llenaron el comedor.

—Debo decir también, que estos libros cuentan la vida de Harry Potter y sus pensamientos, dado que fue el quien salvo el mundo mágico.

Nuevamente la sala se llenó de murmullos y todas las miradas se dirigieron hacia el recién nombrado el cual se removió el pelo, incomodo.

—No leeré nada que tenga que ver con el —afirmó Malfoy, asqueado.

—Para su desgracia, Draco Malfoy, no tiene alternativa. Aunque nadie le dirá nada si se tapa los oídos —replico el enmascarado mientras algunos alumnos reían imaginándose a Malfoy tamandose los oídos y murmurando “lalalala” para no escuchar.

—No, yo también me niego. No quiero que nadie lea mis pensamientos —declaró Harry con firmeza, para sorpresa de muchos.

—¿Incluso si eso puede salvar la vida de mucha gente? De gente que conoces, de gente que quieres.

Harry abrió los ojos completamente. No quería que nadie supiese su vida, pero si eso salvaba la vida de gente que quería...

—Fred Weasly, Remus Lupin, Nymphadora Tonks, Alastor Moody, ese perro negro de ahí... ¿Quieres que siga?

Todos los presentes se pusieron rígidos. Los mencionados no sabían cómo reaccionar. Entonces Molly comenzó a llorar fuertemente mientras abrazaba a su hijo Fred. George no podía apartar la mirada de su hermano, no podía imaginar una vida sin él. Percy, que se había alejado notablemente de su familia y se había colocado junto al ministro, intentaba con todas sus fuerzas negar todo lo que estaba ocurriendo y reprimía sus ganas de acercarse con su familia y abrazar a su hermano.

Harry no dudó. Sabía que esos libros podían ser falsos, que aquel enmascarado podía ser un simple mentiroso pero no quería correr el riesgo. Es más, no podía permitirse correr el riesgo.

—Está bien, tiene mi permiso —declaró Harry con seguridad. El enmascarado asintió.

—Entonces, que disfruten de la lectura —y con esa última frase, desapareció. Dejando tras de sí siete libros amontonados.

La reacción de la gente no se hizo esperar. Todos, alterados, se contaban entre ellos sus opiniones respecto a lo que acababa de ocurrir.

—¡Silencio! —bramó Dumbledore—. Como mencioné anteriormente, no habrá clases, pasaremos los días leyendo.

—¡No sé si usted tiene la autoridad para decidir eso, Dumbledore! —dijo Fudge elevando su voz para representar su autoridad. El ministro estaba en la sala, eso tenía que quedarle claro a todo el mundo.

—Claro que la tiene ministro, en estos momentos Hogwarts pertenece a Dumbledore —repuso la profesora McGonagall con los labios sumamente tensos.

— No, Minerva, no. Por desgracia no, si la tuviera la señorita Umbridge no estaría con nosotros en estos momentos ¿No es cierto ministro? —Fudge asintió en silencio—. Pero tengo que advertirle ministro, apostaría mi brazo derecho a que en esto libros podría encontrar varias cosas que le serían muy útiles, por no decir que han sellado Hogwarts delante de mis propios ojos hace unas horas. Nadie podrá salir de aquí, Cornelius.

El ministro gruño en silencio, cabía la posibilidad de que pudiera irse del lugar pero sabía que si lo comprobaba y no conseguía salir no tendría el coraje de volver a él Gran Comedor.

—Bien. Entonces, comenzaremos la lectura del primer libro. Permitidme comenzar a mí —dijo el director mientras cogía el libro que estaba situado arriba del montón de libros que estaba a su lado—. Harry Potter y la Piedra Filosofal.


2 comentarios :

  1. Como te dije... empece una vez más a leer.... y tengo una pregunta.... ¿vas a hacer que alguien se de cuenta que el perro es Sirius? Si recuerdas al principio hiciste que entrara como perro... así que ya saben que es..es.... ¿cual era la palabra? Bueno... que se convierte en perro. ¡Animago! (tuve que leer todo el comentario y de repente se me vino la palabra a la cabeza) ¿O a todos se les olvido a lo largo de la lectura?

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  2. Gracias. Realmente pasaba de vez en vez para ver si de casualidad habías decidido seguir el fic, se lo agobiante que es la vida por si sola pero dicen que es la esperanza es lo ultimo que muere y mira. Yo no fui una seguidora desde el inicio de tu trabajo, de hecho llegue cuando ya habias anunciado tu retirada,pero aun así ahora que has regresado por decirlo de alguna manera leere de nuevo todo el fic y esta vez comentaré aunque no se si cada capitulo. Siento que me quedaría sin nada que decir pero prometo hacerlo

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