miércoles, 24 de septiembre de 2014

El error de tía Marge


¡Hola!

Sí, lo que leéis, he dicho simplemente hola. Os conformáis.


Supongo que ya os habéis enterado todos de la atrocidad que ha ocurrido.


Harry Potter y la Lectura de sus Libros – II ha sido eliminada.


(12 segundos de silencio, por favor)


No me enfado con nadie. El que haya denunciado mi historia estaba en su derecho de hacerlo, y el moderador que la haya borrado solo estaba cumpliendo con su deber.


No voy a negar que me molesta el hecho de que haya muchas otras historias con la misma temática que sigan en pie y la mia haya desaparecido. Pero buee, tampoco prefiero que las borren todas xD Así que mejor no digo nada.


Tengo los capítulos guardados así que eso no es un gran problema. Cuando vuelva de clases (a las 20:00) comenzaré a subir los caps al blog. (este :3)


Lo que realmente me jode es perder vuestros reviews. Todas las cosas que me habéis dicho. Conversaciones estúpidas, frases que me han hecho sonreír como un idiota... ¡Las quiero de vuelta! ¡Las necesito! ¿Qué voy a hacer ahora cuando este depre? ¿Comer helado? Bueno, no suena tan mal xD Pero no es lo mismo.


Bien, voy a contaros una cosa que, seguramente, muchos os tomaréis de mala manera. Este es el último capítulo del fic que subo a FanFiction. Intentad entenderlo, no quiero que me lo vuelvan a borrar. Lo subiré al blog y, a pesar de que sé que no todos vais a hacerlo, espero que varios sigáis leyéndome allí, ¿Me dejareis bonitos comentarios para compensar los que he perdido?


Si, lo sé, lo sé, no es una idea atractiva. Pero no quiero arriesgarme a que me vuelvan a borrar la historia.


¿Y qué os parece? ¿Quién creéis que habrá denunciado mi historia? ¿Por qué la mía y no la de ningún otro? ¿Acaso era un envidioso que había visto que mi historia era demasiado genial? ¿O acaso era para demostrar su enfado porque no había juntado todavía a Sirius y a Hagrid? Bueno, en el fondo no importa.


A lo hecho riñones.


O pecho.


O lo que os dé la gana en realidad, pero aceptar las consecuencias de vuestros actos.


Yo he hecho algo que no está permitido y, a pesar de que tengo derecho a quejarme no voy a conseguir nada con eso.


¡Así que a reírse de la vida, de mi mala suerte y de esa malvada mosca que no sé cómo ha entrado pero no se quiere ir y no para de dar vueltas para molestar! Aunque la palabra técnica sería mosquear, pero lo mismo da que da lo mismo.


LEER. EL PROXIMO CAP EL JUEVES.



Todos los personajes y las palabras en negrita pertenecen a J.K. Rowling.

EL ERROR DE TÍA MARGE

Por supuesto —dijo Astoria mientras cogía el libro y leía el título del siguiente capítulo—. El error de tía Marge.


Ron y Hermione se giraron hacia Harry alzando una ceja, preguntando sin palabras si el titulo se refería a cuando Harry la infló cual globo gigante. Harry, sin saberlo de todo, asintió ligeramente.


Astoria comenzó a leer.


Cuando Harry bajó a desayunar a la mañana siguiente, se encontró a los tres Dursley ya sentados a la mesa de la cocina. Veían la televisión en un aparato nuevo, un regalo que le habían hecho a Dudley al volver a casa después de terminar el curso, porque se había quejado a gritos del largo camino que tenía que recorrer desde el frigorífico a la tele de la salita.


Muchos gruñeron irritados.


Dudley se había pasado la mayor parte del verano en la cocina, con los ojos de cerdito fijos en la pantalla y sus cinco papadas temblando mientras engullía sin parar.


Harry se sentó entre Dudley y tío Vernon, un hombre corpulento, robusto, que tenía el cuello corto y un enorme bigote. Lejos de desearle a Harry un feliz cumpleaños, ninguno de los Dursley dio muestra alguna de haberse percatado de que Harry acababa de entrar en la cocina, pero él estaba demasiado acostumbrado para ofenderse. Se sirvió una tostada y miró al presentador de televisión, que informaba sobre un recluso fugado.


Varios miraron a Harry con lastima.


«Tenemos que advertir a los telespectadores de que Black va armado y es muy peligroso. Se ha puesto a disposición del público un teléfono con línea directa para que cual quiera que lo vea pueda denunciarlo.»


James parpadeó un par de veces, sin comprender lo que acababa de escuchar.


—Aah —fue el ridículo sonido que salió de su boca.


Parpadeó de nuevo. Asimilando la información.


—No se refiere a ti, ¿No? —preguntó mirando a Sirius.


Nadie dijo nada. James sentía que algo no iba a bien. Comenzó a respirar agitadamente; nervioso y preocupado.


No hace falta que nos digan que no es un buen tipo —resopló tío Vernon echando un vistazo al fugitivo por encima del periódico—. ¡Fijaos qué pinta, vago asqueroso! ¡Fijaos qué pelo!


Sirius tragó saliva, intentando no gruñir para no delatarse.


Lanzó una mirada de asco hacia donde estaba Harry, cuyo pelo desordenado había sido motivo de muchos enfados de tío Vernon. Sin embargo, comparado con el hombre de la televisión, cuya cara demacrada aparecía circundada por una revuelta cabellera que le llegaba hasta los codos, Harry parecía muy bien arreglado.


Volvió a aparecer el presentador.


«El ministro de Agricultura y Pesca anunciará hoy


¡Un momento! —ladró tío Vernon, mirando furioso a] presentador—. ¡No nos has dicho de dónde se ha escapado ese enfermo! ¿Qué podemos hacer? ¡Ese lunático podría estar acercándose ahora mismo por la calle!


—¡Más acertado no podía estar! —le dijo Sirius a Remus divertido—. Aunque Lunático no soy yo.


Tía Petunia, que era huesuda y tenía cara de caballo, se dio la vuelta y escudriñó atentamente por la ventana de la cocina. Harry sabía que a tía Petunia le habría encantado llamar a aquel teléfono directo. Era la mujer más entrometida del mundo, y pasaba la mayor parte del tiempo espiando a sus vecinos, que eran aburridísimos y muy respetuosos con las normas.


¡Cuándo aprenderán —dijo tío Vernon, golpeando la mesa con su puño grande y amoratado— que la horca es la única manera de tratar a esa gente!


Muy cierto —dijo tía Petunia, que seguía espiando las judías verdes del vecino.


Tío Vernon apuró la taza de té, miró el reloj y añadió:


Tengo que marcharme. El tren de Marge llega a las diez.


Harry tragó saliva, odiaba a Marge.


Harry, cuya cabeza seguía en la habitación con el equipo de mantenimiento de escobas voladoras, volvió de golpe a la realidad.


¿Tía Marge? —barbotó—. No... no vendrá aquí, ¿verdad?


Algunos le miraron extrañados, ¿Qué pasaba con esa Marge? ¿Era tan desagradable como sus tíos?


—¿Te trataba mal? —le preguntó Lily preocupada.


Harry no contestó.


Tía Marge era la hermana de tío Vernon. Aunque no era pariente consanguíneo de Harry (cuya madre era hermana de tía Petunia), desde siempre lo habían obligado a llamarla «tía». Tía Marge vivía en el campo, en una casa con un gran jardín donde criaba bulldogs. No iba con frecuencia a Privet Drive porque no soportaba estar lejos de sus queridos perros, pero sus visitas habían quedado vívidamente grabadas en la mente de Harry.


Lily tragó saliva, cada vez más preocupada.


En la fiesta que celebró Dudley al cumplir cinco años, tía Marge golpeó a Harry en las espinillas con el bastón para impedir que ganara a Dudley en el juego de las estatuas musicales.


James bufó.


—¿Quién se cree que es esa para que Harry, ¡Mi hijo ni más ni menos! no pueda ganar un juego de estatuas musicales? Sea lo que sea eso.


Unos años después, por Navidad, apareció con un robot automático para Dudley y una caja de galletas de perro para Harry.


Los gruñidos cubrieron la sala, estos camuflaron el hecho de que, inconscientemente, Sirius se había relamido los labios.


En su última visita, el año anterior a su ingreso en Hogwarts, Harry le había pisado una pata sin querer a su perro favorito. Ripper persiguió a Harry, obligándole a salir al jardín y a subirse a un árbol, y tía Marge no había querido llamar al perro hasta pasada la medianoche.


—¡Hasta medianoche! —exclamaron Molly y Lily alarmadas.


El recuerdo de aquel incidente todavía hacía llorar a Dudley de la risa.


El gruñido de Ginny fue tan aterrador que el propio Harry acabo estremeciéndose junto a los demás.


Marge pasará aquí una semana —gruñó tío Vernon—. Y ya que hablamos de esto —y señaló a Harry con un dedo amenazador—, quiero dejar claras algunas cosas antes de ir a recogerla.


Dudley sonrió y apartó la vista de la tele. Su entretenimiento favorito era contemplar a Harry cuando tío Vernon lo reprendía.


Ginny volvió a gruñir, junto a muchos otros.


Primero —gruñó tío Vernon—, usarás un lenguaje educado cuando te dirijas a tía Marge.


De acuerdo —contestó Harry con resentimiento—, si ella lo usa también conmigo.


—Bien dicho —dijo Sirius con aprobación.



—Segundo —prosiguió el tío Vernon, como si no hubiera oído la puntualización de Harry—: como Marge no sabe nada de tu anormalidad, no quiero ninguna exhibición ex­traña mientras esté aquí. Compórtate, ¿entendido?

—Me comportaré si ella se comporta —contestó Harry apretando los dientes.

—Bien dicho, si señor —volvió a felicitarle Sirius.

—Y tercero —siguió tío Vernon, casi cerrando los ojos pequeños y mezquinos, en medio de su rostro colorado—: le hemos dicho a Marge que acudes al Centro de Seguridad San Bruto para Delincuentes Juveniles Incurables.

—¿Qué? —exclamaron muchos.

—¡Que Harry Potter está en un centro para delincuentes juveniles incurables! —gritó la profesora McGonagall con voz aguda, tan molesta como sorprendida.

—¿Qué? —gritó Harry.

—Y eso es lo que dirás tú también, si no quieres tener problemas —soltó tío Vernon.

Harry permaneció sentado en su sitio, con la cara blan­ca de ira, mirando a tío Vernon, casi incapaz de creer lo que oía. Que tía Marge se presentase para pasar toda una sema­na era el peor regalo de cumpleaños que los Dursley le ha­bían hecho nunca, incluido el par de calcetines viejos de tío Vernon.

—Bueno, Petunia —dijo tío Vernon, levantándose con dificultad—, me marcho a la estación. ¿Quieres venir; Dud­ders?

—No —respondió Dudley, que había vuelto a fijarse en la tele en cuanto tío Vernon acabó de reprender a Harry

—Duddy tiene que ponerse elegante para recibir a su tía —dijo tía Petunia alisando el espeso pelo rubio de Dudley—. Mamá le ha comprado una preciosa pajarita nueva.

Tío Vernon dio a Dudley una palmadita en su hombro porcino.

—Vuelvo enseguida —dijo, y salió de la cocina. Harry, que había quedado en una especie de trance cau­sado por el terror; tuvo de repente una idea. Dejó la tostada, se puso de pie rápidamente y siguió a tío Vernon hasta la puerta.

Muchos se movieron inconscientemente hacia delante, curiosos y expectantes.

Tío Vernon se ponía la chaqueta que usaba para con­ducir:

—No te voy a llevar —gruñó, volviéndose hacia Harry; que lo estaba mirando.

—Como si él quisiera ir —resopló Ginny.

—Como si yo quisiera ir —repuso Harry

Ambos se sonrieron.

Ron sintió que algo se removía en su estómago. Había oído de su sobrino que Harry y Ginny eran sus padres, y se había dado cuenta que mejor Harry que cualquier otro para estar con su hermana. Pero no podía evitar sentir lo que sentía, su mejor hermano iba a tocar a su hermana pequeña, a tener hijos con ella... Ron tragó saliva, algo alterado. Sintiendo nauseas debido a los pensamientos contradictorios decidió dejar el tema para después, como había hecho antes.

—. Quiero pe­dirte algo. —Tío Vernon lo miró con suspicacia—. A los de tercero, en Hog... en mi colegio, a veces los dejan ir al pueblo.

Remus abrió mucho los ojos, comprendiendo lo que Harry pretendía. Le miró con admiración.

—¿Y qué? —le soltó tío Vernon, cogiendo las llaves de un gancho que había junto a la puerta.

—Necesito que me firmes la autorización —dijo Harry apresuradamente.

—No creo que la firme —dijo Lily con tristeza.

—¿Y por qué habría de hacerlo? —preguntó tío Vernon con desdén.

—¿Ves? —dijo más tristemente aun. Su hijo no iba a poder ir a Hogsmeade a sus trece años, sentía pena por él. (N.A. ¿Y por mí qué? ¿Eh, Lily? Que tal vez no llegue a pisar Hogsmeade en mi vida, ¿Yo no te doy pena? Bueno, suficiente pena me doy a mí mismo xD)

—Bueno —repuso Harry, eligiendo cuidadosamente las palabras—, será difícil simular ante tía Marge que voy a ese Centro... ¿cómo se llamaba?

Muchos miraron a Harry sorprendidos, entendiendo por fin lo que Harry se proponía.

—Genial —dijeron los gemelos con emoción—. Simplemente genial.

—¡Centro de Seguridad San Bruto para Delincuentes Juveniles Incurables! —bramó tío Vernon.

Y a Harry le encantó percibir una nota de terror en la voz de tío Vernon.

Varios sonrieron.

—Ajá —dijo Harry mirando a tío Vernon a la cara, tran­quilo—. Es demasiado largo para recordarlo. Tendré que de­cirlo de manera convincente, ¿no? ¿Qué pasaría si me equi­vocara?

—Te lo haría recordar a golpes —rugió tío Vernon, aba­lanzándose contra Harry con el puño en alto.

Muchos tragaron saliva y Ron, Hermione, Sirius, James, Lily y Ginny se levantaron inmediatamente de sus asientos, furiosos.

Pero Harry no retrocedió.

Muchos miraron a Harry impresionados. Hermione bufó.

—Si es que a ti te da igual comerte una paliza con tal de conseguir lo que quieres...

—Eso no le hará olvidar a tía Marge lo que yo le haya di­cho —dijo Harry en tono serio.

—¿Ves? —dijo Hermione suspirando.

Tío Vernon se detuvo con el puño aún levantado y el ros­tro desagradablemente amoratado.

—Pero si firmas la autorización, te juro que recordaré el colegio al que se supone que voy, y que actuaré como un mug... como una persona normal, y todo eso.

Muchos sonrieron a Harry, claro que solo los que no sabían que Harry no había tenido la autorización al final.

Harry vio que tío Vernon meditaba lo que le acababa de decir; aunque enseñaba los dientes, y le palpitaba la vena de la sien.

—De acuerdo —atajó de manera brusca—, te vigilaré muy atentamente durante la estancia de Marge. Si al final te has sabido comportar y no has desmentido la historia, fir­maré esa cochina autorización.

—Genial —dijeron James y Lily con emoción.

Dio media vuelta, abrió la puerta de la casa y la cerró con un golpe tan fuerte que se cayó uno de los cristales de arriba.

Harry no volvió a la cocina. Regresó por las escaleras a su habitación. Si tenía que obrar como un auténtico muggle, mejor empezar en aquel momento. Muy despacio y con triste­za, fue recogiendo todos los regalos y tarjetas de cumpleaños y los escondió debajo de la tabla suelta, junto con sus debe­res. Se dirigió a la jaula de Hedwig. Parecía que Errol se ha­bía recuperado. Hedwig y él estaban dormidos, con la cabe­za bajo el ala. Suspiró. Los despertó con un golpecito.

—Hedwig —dijo un poco triste—, tendrás que desaparecer una semana. Vete con Errol. Ron cuidará de ti. Voy a escribirle una nota para darle una explicación. Y no me mires así.
Hedwig lo miraba con sus grandes ojos ambarinos, con reproche.

—No es culpa mía. No hay otra manera de que me permitan visitar Hogsmeade con Ron y Hermione.

Muchos asintieron, intentando convencer a la lechuza.

Diez minutos más tarde, Errol y Hedwig (ésta con una nota para Ron atada a la pata) salieron por la ventana y vo­laron hasta perderse de vista. Harry, muy triste, cogió la jau­la y la escondió en el armario.

Pero no tuvo mucho tiempo para entristecerse. Ensegui­da tía Petunia le empezó a gritar para que bajara y se preparase para recibir a la invitada.

—¡Péinate bien! —le dijo imperiosamente tía Petunia en cuanto llegó al vestíbulo.

Varios rieron, sabiendo ya que era imposible.

Harry no entendía por qué tenía que aplastarse el pelo contra el cuero cabelludo. A tía Marge le encantaba criti­carle, así que cuanto menos se arreglara, más contenta estaría ella.

Algunos gruñeron y otros sonrieron ante el pensamiento de Harry.

Oyó crujir la gravilla bajo las ruedas del coche de tío Vernon. Luego, los golpes de las puertas del coche y pasos por el camino del jardín.

—¡Abre la puerta! —susurró tía Petunia a Harry

Harry abrió la puerta con un sentimiento de pesadumbre.

En el umbral de la puerta estaba tía Marge. Se parecía mucho a tío Vernon: era grande, robusta y tenía la cara co­lorada. Incluso tenía bigote, aunque no tan poblado como el de tío Vernon.

—Vamos, la mujer de mis sueños —dijo Sirius con ironía.

 En una mano llevaba una maleta enorme; y de­bajo de la otra se hallaba un perro viejo y con malas pulgas.

—Pues mira, Canuto, le gustan los perros y tú eres uno muy cariñoso. Tu vida de ensueño está al alcance de tus patas —dijo James burlón.

—¿Dónde está mi Dudders? —rugió tía Marge—. ¿Dón­de está mi sobrinito querido?

Dudley se acercó andando como un pato, con el pelo ru­bio totalmente pegado al gordo cráneo y una pajarita que apenas se veía debajo de las múltiples papadas. Tía Marge tiró la maleta contra el estómago de Harry (y le cortó la res­piración), estrechó a Dudley fuertemente con un solo brazo, y le plantó en la mejilla un beso sonoro.

Harry sabía bien que Dudley soportaba los abrazos de tía Marge sólo porque le pagaba muy bien por ello, y con toda seguridad, al separarse después del abrazo, Dudley encon­traría un billete de veinte libras en el interior de su manaza.

Varios resoplaron.

—¡Petunia! —gritó tía Marge pasando junto a Harry sin mirarlo, como si fuera un perchero.

Muchos gruñeron.

Tía Marge y tía Petunia se dieron un beso, o más bien tía Marge golpeó con su prominente mandíbula el huesudo pó­mulo de tía Petunia.

Varios rieron.

Entró tío Vernon sonriendo jovialmente mientras cerra­ba la puerta.

—¿Un té, Marge? —preguntó—. ¿Y qué tomará Rip­per?

—Ripper sorberá el té que se me derrame en el plato —dijo tía Marge mientras entraban todos en tropel en la co­cina, dejando a Harry solo en el vestíbulo con la maleta. Pero Harry no lo lamentó; cualquier cosa era mejor que estar con tía Marge. Subió la maleta por las escaleras hasta la habitación de invitados lo más despacio que pudo.

Cuando regresó a la cocina, a tía Marge le habían servi­do té y pastel de frutas, y Ripper lamía té en un rincón, haciendo mucho ruido. Harry notó que tía Petunia se estreme­cía al ver a Ripper manchando el suelo de té y babas. Tía Petunia odiaba a los animales.

Lily sonrió, al menos su hermana también lo estaba pasando mal. Aunque, por desgracia, ni la mitad de mal de lo que lo había pasado su hijo.

—¿Has dejado a alguien al cuidado de los otros perros, Marge? —inquirió tío Vernon.

—El coronel Fubster los cuida —dijo tía Marge con voz de trueno—. Está jubilado. Le viene bien tener algo que ha­cer. Pero no podría dejar al viejo y pobre Ripper. ¡Sufre tanto si no está conmigo...!

Ripper volvió a gruñir cuando se sentó Harry. Tía Marge se fijó en él por primera vez.

—Conque todavía estás por aquí, ¿eh? —bramó.

—Sí —respondió Harry

—No digas sí en ese tono maleducado —gruñó tía Marge—. Demasiado bien te tratan Vernon y Petunia teniéndote aquí con ellos. Yo en su lugar no lo hubiera hecho. Si te hu­bieran abandonado a la puerta de mi casa te habría enviado directamente al orfanato.

—Allí hubiera estado mejor —murmuró Harry para si mismo.

Harry estuvo a punto de decir que hubiera preferido un orfanato a vivir con los Dursley, pero se contuvo al recordar la autorización para ir a Hogsmeade. Se le dibujó en la cara una triste sonrisa.

—¡No pongas esa cara! —rugió tía Marge—. Ya veo que no has mejorado desde la última vez que te vi. Esperaba que el colegio te hubiera enseñado modales. —Tomó un largo sorbo de té, se limpió el bigote y preguntó—: ¿Adónde me has dicho que lo enviáis, Vernon?

—Al colegio San Bruto —dijo con prontitud tío Vernon—. Es una institución de primera categoría para casos desesperados.

—Bien —dijo tía Marge—. ¿Utilizan la vara en San Bru­to, chico? —dijo, orientando la boca hacia el otro lado de la mesa.

—Bueeenooo...

Tío Vernon asentía detrás de tía Marge.

—Sí —dijo Harry, y luego, pensando que era mejor hacer las cosas bien, añadió—: sin parar.

—Excelente —dijo tía Marge—. No comprendo esas ño­ñerías de no pegar a los que se lo merecen. Una buena paliza es lo que haría falta en el noventa y nueve por ciento de los casos. ¿Te han sacudido con frecuencia?

—Ya lo creo —respondió Harry—, muchísimas veces.

Tía Marge arrugó el entrecejo.

—Sigue sin gustarme tu tono, muchacho. Si puedes ha­blar tan tranquilamente de los azotes que te dan, es que no te sacuden bastante fuerte. Petunia, yo en tu lugar escribi­ría. Explica con claridad que con este chico admites la utili­zación de los métodos más enérgicos.

Los gruñidos volvieron a cubrir la sala.

Tal vez a tío Vernon le preocupara que Harry pudiera ol­vidar el trato que acababan de hacer; de cualquier forma, cambió abruptamente de tema:

—¿Has oído las noticias esta mañana, Marge? ¿Qué te parece lo de ese preso que ha escapado?

Sirius intentó no hacer nada que pudiera delatarle. Sabía que James se iba a enterar tarde o temprano pero quería alargarlo todo lo que pudiera.
  
Con tía Marge en casa, Harry empezaba a echar de menos la vida en el número 4 de Privet Drive tal como era antes de su aparición. Tío Vernon y tía Petunia solían preferir que Harry se perdiera de vista, cosa que ponía a Harry la mar de contento. Tía Marge, por el contrario, quería tener a Harry continuamente vigilado, para poder lanzar sugerencias encaminadas a mejorar su comportamiento.

Los gruñidos volvieron a la carga.

A ella le encantaba comparar a Harry con Dudley,

—¿Pero no sale ganando Harry en cualquier tipo de comparación? —preguntó Hannah extrañada.

y le producía un placer especial entregarle a éste regalos caros mientras fulminaba a Harry con la mirada, como si quisiera que Harry se atreviera a preguntar por qué no le daba nada a él. No dejaba de lanzar indirectas sobre los defectos de Harry.

—No debes culparte por cómo ha salido el chico, Vernon —dijo el tercer día, a la hora de la comida—. Si está podrido por dentro, no hay nada que hacer.

Y más gruñidos se apoderaron de la sala.

Harry intentaba pensar en la comida, pero le temblaban las manos y el rostro le ardía de ira.
«Tengo que recordar la autorización, tengo que pensar en Hogsmeade, no debo decir nada, no debo levantarme.»

Tía Marge alargó el brazo para coger la copa de vino.

—Es una de las normas básicas de la crianza, se ve cla­ramente en los perros: de tal palo, tal astilla.

Harry sentía que le invadía la ira que lo había invadido en ese entonces. Cabreado, se mordió la lengua para no hacer nada loco e impulsivo.

En aquel momento estalló la copa de vino que tía Marge tenía en la mano.

Muchos miraron a Harry sorprendidos, ¿Había hecho magia accidental con trece años?

En todas direcciones salieron volando frag­mentos de cristal, y tía Marge parpadeó y farfulló algo. De su cara grande y encarnada caían gotas de vino.

¡Marge! —chilló tía Petunia—. ¡Marge!, ¿te encuen­tras bien?

—No te preocupes —gruñó tía Marge secándose la cara con la servilleta—. Debo de haber apretado la copa demasia­do fuerte. Me pasó lo mismo el otro día, en casa del coronel Fubster. No tiene importancia, Petunia, es que cojo las cosas con demasiada fuerza...

Varios rieron divertidos.

—En serio —dijo Arthur sonriendo con diversión—. Me divierte muchísimo ver como los muggles hacen de todo para negar la existencia de la magia.

Pero tanto tía Petunia como tío Vernon miraban a Harry suspicazmente, de forma que éste decidió quedarse sin to­mar el pudín y levantarse de la mesa lo antes posible.

Se apoyó en la pared del vestíbulo, respirando hondo. Hacía mucho tiempo que no perdía el control de aquella ma­nera, haciendo estallar algo. No podía permitirse que aque­llo se repitiera. La autorización para ir a Hogsmeade no era lo único que estaba en juego... Si continuaba así, tendría pro­blemas con el Ministerio de Magia.

Algunos asintieron.

Harry era todavía un brujo menor de edad y tenía prohi­bido por la legislación del mundo mágico hacer magia fuera del colegio. Su expediente no estaba completamente limpio. El verano anterior le habían enviado una amonestación ofi­cial en la que se decía claramente que si el Ministerio volvía a tener constancia de que se empleaba la magia en Privet Drive, expulsarían a Harry del colegio.

—Lo siento —se disculpó Dobby mirando el suelo, sintiéndose culpable.

—No te preocupes, Dobby, los culpables son aquellos que me acusaron sin molestarse en buscar pruebas —le aseguró Harry.

Oyó a los Dursley levantarse de la mesa y se apresuró a desaparecer escaleras arriba.


Harry soportó los tres días siguientes obligándose a pensar en el Manual de mantenimiento de la escoba voladora cada vez que tía Marge se metía con él. El truco funcionó bastante bien, aunque debía de darle aspecto de atontado y tía Marge había empezado a decir que era subnormal.

Por fin llegó la última noche que había de pasar tía Marge en la casa.

Algunos sonrieron suspirando, ya faltaba poco para que Harry consiguiera su autorización y Marge se fuera.

Ron y Hermione se miraron, sabiendo que pronto venía el arrebato de furia de Harry. Ambos deseaban que llegase ese momento.

Tía Petunia preparó una cena por todo lo alto y tío Vernon descorchó varias botellas de vino. Tomaron la sopa y el salmón sin hacer ninguna referencia a los defec­tos de Harry; durante el pastel de merengue de limón, tío Vernon aburrió a todos con un largo discurso sobre Grun­nings, la empresa de taladros para la que trabajaba; luego tía Petunia preparó café y tío Vernon sacó una botella de brandy.

—¿Puedo tentarte, Marge?

Tía Marge había bebido ya bastante vino. Su rostro grande estaba muy colorado.

—Sólo un poquito —dijo con una sonrisita—. Bueno, un poquito más... un poco mas... ya vale.

Dudley se comía su cuarta ración de pastel. Tía Petu­nia sorbía el café con el dedo meñique estirado. Harry ha­bría querido subir a su habitación, pero tropezó con los ojos pequeños e iracundos de tío Vernon y supo que debía que­darse allí.

—¡Aaah! —dijo tía Marge lamiéndose los labios y dejando la copa vacía en la mesa—. Una comilona estupenda, Pe­tunia. Por las noches me contento con cualquier frito. Con doce perros que cuidar... —Eructó a sus anchas y se dio una palmada en la voluminosa barriga—. Perdón. Pero me gusta ver a un buen mozo —prosiguió guiñándole el ojo a Dud­ley—. Serás un hombre de buen tamaño, Dudders, como tu padre. Sí, tomaré una gota más de brandy, Vernon... En cuanto a éste...

Señaló a Harry con la cabeza. El muchacho sintió que se le encogía el estómago.

«El manual», pensó con rapidez.

—Éste no tiene buena planta, ha salido pequeñajo. Pasa también con los perros. El año pasado tuve que pedirle al co­ronel Fubster que asfixiara a uno, porque era raquítico. Dé­bil. De mala raza.

Muchos comenzaron a enojarse.

Harry intentó recordar la página 12 de su libro: «Encan­tamiento para los que van al revés.»

—Como decía el otro día, todo se hereda. La mala sangre prevalece. No digo nada contra tu familia, Petunia. —Con su mano de pala dio una palmadita sobre la mano huesuda de tía Petunia—. Pero tu hermana era la oveja negra. Siempre hay alguna, hasta en las mejores familias. Y se escapó con un gandul. Aquí tenemos el resultado.

Los mencionados entrecerraron los ojos, furiosos, mientras muchos otros gruñían con enojo.

Harry miraba su plato, sintiendo un extraño zumbido en los oídos. «Sujétese la escoba por el palo.» No podía recor­dar cómo seguía. La voz de tía Marge parecía perforar su ca­beza como un taladro de tío Vernon.

—Ese Potter —dijo tía Marge en voz alta, cogiendo la botella de brandy y vertiendo más en su copa y en el man­tel—, nunca me dijisteis a qué se dedicaba.

Tío Vernon y tía Petunia estaban completamente ten­sos. Incluso Dudley había retirado los ojos del pastel y mira­ba a sus padres boquiabierto.

—No... no trabajaba —dijo tío Vernon, mirando a Harry de reojo—. Estaba parado.

—¡Parado! —bufó Remus incapaz de creer lo que oía—. ¡Parado! —repitió boquiabierto—. ¡Pero si incluso cuando tenía que estar encerrado en casa se encargaba de planear cosas para ayudar a los demás!

—¡Lo que me imaginaba! —comentó tía Marge echándo­se un buen trago de brandy y limpiándose la barbilla con la manga—. Un inútil, un vago y un gorrón que...

Astoria sonrió a Harry genuinamente antes de leer la siguiente frase.

—No era nada de eso —interrumpió Harry de repente. Todos se callaron. Harry temblaba de arriba abajo. Nun­ca había estado tan enfadado.

Muchos miraron a Harry, impresionados por su capacidad de responder así a cualquiera, ya fuese esa descarada y desagradable señora o el mismísimo Voldemort.

—¡MÁS BRANDY! —gritó tío Vernon, que se había puesto pálido. Vació la botella en la copa de tía Marge—. Tú, chico —gruñó a Harry—, vete a la cama.

—No, Vernon —dijo entre hipidos tía Marge, levantando una mano. Fijó en los de Harry sus ojos pequeños y enrojeci­dos—. Sigue, muchacho, sigue. Conque estás orgulloso de tus padres, ¿eh? Van y se matan en un accidente de coche... borrachos, me imagino...

Los resoplidos cubiertos de ira se apoderaron del Gran Comedor.

—No murieron en ningún accidente de coche —repuso Harry, que sin darse cuenta se había levantado.

—¡Murieron en un accidente de coche, sucio embustero, y te dejaron para que fueras una carga para tus decentes y trabajadores tíos! —gritó tía Marge, inflándose de ira—. Eres un niño insolente, desagradecido y...

—¿Inflándose de ira? —repitió Ron con diversión, sabiendo lo que venía ahora.

Pero tía Marge se cortó en seco. Por un momento fue como si le faltasen las palabras. Se hinchaba con una ira in­descriptible... Pero la hinchazón no se detenía.

Muchos miraban a Astoria sin comprender, pero ni esta misma lo comprendía. Siguió leyendo.

Su gran cara encarnada comenzó a aumentar de tamaño. Se le agranda­ron los pequeños ojos y la boca se le estiró tanto que no podía hablar. Al cabo de un instante, saltaron varios botones de su chaqueta de mezclilla y golpearon en las paredes... Se infla­ba como un globo monstruoso. El estómago se expandió y re­ventó la cintura de la falda de mezclilla. Los dedos se le pu­sieron como morcillas...

Algunos dejaron salir un gemido asombrado, asimilando la situación.

—¡HARRY JAMES POTTER! —rugió Lily—. ¡¿HAS INFLADO A TU TÍA?!

Harry tragó saliva y asintió en silencio.

—¡Digno hijo de su madre! —dijo James soltando una carcajada. Muchos le siguieron.

Harry no rió, esperaba que su madre le riñera.

—Tuvo que ser algo genial —dijo Lily sonriendo.

—¡Y que lo digas! —dijo Giny sujetándose la tripa.

Astoria, que no había reído como los demás, solo había sonreído divertida, siguió leyendo.

—¡MARGE! —gritaron a la vez tío Vernon y tía Petunia, cuando el cuerpo de tía Marge comenzó a elevarse de la silla hacia el techo. Estaba completamente redonda, como un in­menso globo con ojos de cerdito. Ascendía emitiendo leves ruidos como de estallidos. Ripper entró en la habitación la­drando sin parar.

Las risas aumentaron, incluso Astoria soltó una pequeña carcajada al imaginarlo.

—¡NOOOOOOO!

Tío Vernon cogió a Marge por un pie y trató de bajarla, pero faltó poco para que se elevara también con ella. Un ins­tante después, Ripper dio un salto y hundió los colmillos en la pierna de tío Vernon.

Las risas crecían por momentos.

Harry salió corriendo del comedor, antes de que nadie lo pudiera detener; y se dirigió al armario que había deba­jo de las escaleras. Por arte de magia, la puerta del arma­rio se abrió de golpe cuando llegó ante ella.

—Wow —dijeron muchos mirando a Harry impresionados—. Increíble.

En unos segun­dos arrastró el baúl hasta la puerta de la casa. Subió las escaleras rápidamente, se echó bajo la cama, levantó la tabla suelta y sacó la funda de almohada llena de libros y re­galos de cumpleaños. Salió de debajo de la cama, cogió la jaula vacía de Hedwig, bajó las escaleras corriendo y llegó al baúl en el instante en que tío Vernon salía del comedor con la pernera del pantalón hecha jirones.

—¿Qué pretendías? —preguntó Lily que había dejado de reír y miraba a su hijo preocupada.

Harry tragó saliva.

Astoria, viendo la incomodidad de Harry, decidió seguir leyendo.

—¡VEN AQUÍ! —bramó—. ¡REGRESA Y ARREGLA LO QUE HAS HECHO!

Pero una rabia imprudente se había apoderado de Harry. Abrió el baúl de una patada, sacó la varita y apuntó con ella a tío Vernon.

Muchos miraron a Harry impresionados.

—Tía Marge se lo merecía —dijo Harry jadeando—. Se merecía lo que le ha pasado. No te acerques.

—¡Así se habla! —le dijeron muchos.

Tentó a sus espaldas buscando el tirador de la puerta.

—Me voy —añadió—. Ya he tenido bastante.

Momentos después arrastraba el pesado baúl, con la jau­la de Hedwig debajo del brazo, por la oscura y silenciosa calle.

—¿Se ha escapado de casa? —preguntó Bill parpadeando varias veces.

—Eso parece —dijo Charlie encogiéndose de hombros—. A mí me parece una buena decisión.

—¡Pero si había un asesino suelto! —dijo Tonks burlona mirando a Sirius de reojo.

—Bien, fin del capítulo —anunció Astoria dejando el libro en el suelo y volviendo a su asiento.

Pero, para su sorpresa, su asiento estaba ocupado. Ocupado por Blaise Zabini, ¿Qué hacia ese ahí?

—Oh —dijo Daphne fingiendo sorpresa—. Le he pedido a mi amigo Blaise que se sentara aquí conmigo, tu cógete otro sitio, ¡Mira, allí hay uno! ¿Por qué no te sientas en ese?

Astoria siguió la dirección que el dedo índice de su hermana señalaba para encontrarse con lo que ya esperaba. Un asiento vacío al lado de Draco Malfoy. Respiró varias veces, intentando controlar su respiración, ¿Sentarse junto a Draco? La idea le tentaba más de lo que le gustaría admitir pero no era tan simple. No iba a estar comoda ahí sentada. Y Draco tampoco, ¿No le molestaría a el que se sentará ahí? Le echó un rápido vistazo al rubio Slytherin. Este sonreía ampliamente, declarando abiertamente que estaba más que deseoso de tener a la joven Greegrass sentada a su lado. Suspirando y fulminando a su hermana, caminó hasta el asiento vacío.

—Hola —dijo intentando sonar segura mientras se sentaba.

—Adiós —dijo Malfoy sonriendo mientras se levantaba—. Voy a leer el siguiente capítulo.

Y así, dejando a Astoria con la boca abierta y parpadeando repetidas veces, Draco caminó hasta donde Astoria había dejado el segundo libro.

—Bien —dijo carraspeando varias veces, para tranquilizarse un poco—. El autobús noctámbulo.





Y aquí estoy de nuevo, o de viejo. Todo es relativo. Todo son puntos de vista.


¿Por qué a la gente le cuesta tanto entender eso? A tu alrededor esta la realidad pero tú no la ves. Tú la interpretas. A tu manera. Y siempre será diferente a la de los demás.


¿Qué por qué?


A través de tus sentidos recibes mas de 2000 elementos de información sobre lo que ocurre a tu alrededor (por tu olfato, vista, oído, etc.) Pero de esos 2000 que tu cerebro procesa de manera inconsciente tu solo eres consciente de una cantidad tan escasa que reside entre 5 o 9.


Los elementos de más valor. ¿Pero cómo sabe tu mente cuales son los elementos de valor?

Los elementos de valor son aquellos que nos producen placer o dolor. ¿Pero cómo sabe tu mente que te genera placer o dolor?

¡Ahí está lo interesante! Lo sabe debido a TUS EXPERIENCIAS PASADAS. Así que, básicamente, lo que tú ves es UNA DISTORSIÓN DE LA REALIDAD PRODUCIDA POR EXPERIENCIAS SIMILARES DE TU PASADO.


Ejemplo:


-Situación: Hay una araña en la sala común de Gryffindor.


-Punto de vista de Harry: Su mente, probablemente, no considere la araña como uno de los elementos de valor (dependiendo de si hay o no algo más interesante) pues él estaba acostumbrado a las arañas porque su alacena estaba llena de ellas.


-Punto de vista de Ron: Su mente, instantáneamente, marcaría la araña como un elemento de valor pues les tiene pánico, ¿Va esa araña precisamente a causarle dolor? No es del todo probable pero, debido a sus experiencias anteriores, su mente le dice que, como en una ocasión eso ha pasado. Volverá a pasar.


Conclusión: Dependiendo de lo que hayas vivido y de cómo te hayas sentido para con ello tu mente relacionara las situaciones posteriores con las ya vividas para, así, marcarte los elementos que pueden causarte dolor y aquellos que pueden causarte placer. Pero ES UNA DISTORSIÓN. Y debemos ser conscientes de ello. No todos vemos las cosas de la misma manera, y no es algo bueno ni malo. Es diferente. No estoy aquí para intentar haceros comprender como superar miedos ni cosas de esas. Solo quiero decir que porque tu veas la vida de una manera puede que otros no lo vean así. Compréndelo. Asimílalo. Asúmelo. Y Respétalo. Porque así es. Y así será.


Lo que para ti es una simple montaña de arena para otros es una gran maravilla para la que han invertido horas.


No estropees los sueños de otras personas. No aplastes montañas de arena.


-Dait12


. . . . . . . . .

¿Alguien me explica a que ha venido toda esta parrafada? Estoy muy loco xD


¿Acaso no iba a explicar cómo conseguir ser adorable? Pues nada, tendréis que esperar a el jueves para eso, aspirantes a la adorabilidad.


¡Nos vemos!


PD: ¡Si queréis mas reflexiones de Dait12 llamad al 092092092092092092092092, las llamadas son gratuitas si se hacen desde una extraña cabina telefónica llamada "Tardis". ¡No tardéis, esperamos vuestras llamadas!

PD2: Está bien, está bien. Ya salto yo solo, no hace falta que me empujéis.


PD3: ¡Woo Hoo!


PD4: *cae* *muere* *busca el infierno con la mirada* *lo encuentra* *camina hasta el* *como no encuentra lindas diablesas con sonrisas seductoras decide irse* *vuelve a la vida*¿Hacéis cosplay para mí?


PD5: Bye! :3



11 comentarios :

  1. Que bueno que ya te pusiste al día con lo que tenías en FF. Ya no puedo esperar al próximo capítulo. (AnGeeC ;3)

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  2. Konnichi wa!
    Me reconoces? Soy la chica en fanfiction que tiene como imagen de perfil a Asuna y a Yuuki :-)
    Bueno... como sea, estuvo muy bueno el capitulo
    Me gusto lo que dijiste sobre los elementos de valor, me hizo dar cuenta de algo...
    En realidad quiero decirte muchas cosas pero ahora mismo me eatoy peleando con mi movil para que me escriba bien las palabras... seguire esperandp la guia para ser adorable ;)
    Ganbatte!
    Matta ne

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  3. Olaaa¡! Gracias x decirme el nombre de blog en serio¡! Aora lo podré seguir leyendo wiiiii¡!!!!!!!!
    Me encanto el capitulo y ya estoy deseando de k llegue el jueves pa leer el siguiente¡!
    Un saludo¡!
    PD: soy LiraBlack :-P de FF

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  4. Me encanto,realmente vale la pena buscar tu blog y leer tu maravilloso fic espero con ansias que subas el proximo kejeejeje atte yuriko chun-li

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  5. me gusta la forma que escribes y por eso busque tu blog para continuar leyendo tus historia porfavor solo terminala es todo lo que pido

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  6. Fastidioso!! ya te había escrito un hermoso y atento mensaje y no me dejo publicarlo =( y además se borró =0) pero bueno como me da mucha flojera volver a repetir el mensaje solo, lo resumiré; odio a quien denunció tu historia (creo que la envidia lo motivo y en estos momentos deseo que la culpa lo carcoma) pero también creo que subir tu fantástica historia en este blog es la mejor solución, y así veras también quien realmente se preocupara por leer que estará revisando el blog.

    Cuídate Dait. (Ja mi corrector no cambie tu nombre =P)

    P.D: se que no es tu nombre verdadero, pero bueno..... pero deseo que tu nombre sea Bonifacio, Zacharías o en su caso Sintaxis (conste que el último es mi favorito)

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  7. hola sabes...de verdad amo tu fic es una verdadera pena que personas envidiosas , por que estoy segura de que fue con mala intención aya denunciado tu historia y a pesar de q no soy de hacer muchos comentarios de verdad aprecio tu fic , lo he seguido desde el primer capitulo del primer libro, todos los días esperaba ansiosa por que subieras un nuevo capitulo y capiar un poco lo aburrido de las clases , por que no se de que país seas , pero yo vivo en Chile en América del sur y cuando tu estabas de vacaciones yo estaba en clases. tu fic me saco de mi monotonía y alegro un poquito cada día jaja de verdad me gusta mucho tu fic tienes un gran talento, excelente redacción y coherencia, yo amo leer puedo leerme fácilmente 3 o 4 libros de mas de 400 paginas a la semana y cuando empece a leer Harry Potter, recuerdo que fue hace 2 años que lo leí y me los conseguí con una compañera de curso, cuando me entrego los primeros 3 libros al llegar a clases te juro no como le hice pero en 8 horas de clases que tengo diarias me devore los primeros 2 libros y desde entonces me he preguntado como seria si los personajes leyeran sus propios libros, pero siempre que encontraba este tipo de historia, las borraban o las dejaban tiradas.
    por lo que de verdad, de verdad aprecio mucho tu entrega y compromiso , se nona que tienes un gran sentido de la responsabilidad jaja bueno espero leerte pronto besos....

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  8. esta muy buena ke bueno ke la sigas aki!! :D

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  9. Hi!!!
    Apenas me entero... no es posible estoy en schok, no me explico ¿que alguien me explique? ¿por que carambas te borraron? y yo sin enterarme (si, si lo se me desaparecí sin avisar) pero el culpablle es f.f no me dejaba entrar... me marcaba error y ni con mi cuenta tenia acceso, y si a eso le sumas que me internaron por días a causas de las migrañas. Si quieres presentamos una queja por representación legal no te preocupes !! :D
    Pero pasando a cosas mas alegres . Puedo decir que te amo jajajaja me encanta la manera en la que escribes esta historia (ya se que eres joven y guapo) pero tu deja que yo sueñe !!!! Me encanta de verdad de todos los libros este es mi predilecto, amo a sirius Black tambien ... pero en fin me voy corriendo al otro cap que me tengo que poner al corriente.
    Besos Lic Lu

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  10. Hola de nuevo :)
    Me encanta tu forma de ver la vida, y cómo has explicado lo de los diferentes puntos de vista. No es fácil encontrar a personas que piensen igual que yo. Todos tenemos una forma de ser y de pensar diferentes, y ninguna tiene que estar por encima de la de los demás: si quieres que te respeten, empieza por respetar tú mismo. Y mi preferida, mi filosofía de vida: No le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti mism@
    Es un enorme placer ver que hay más gente que piensa como yo (así que, compensación para Ginny... fifififuuu....*silbo disimuladamente como si no hubiera dicho nada" :P jajjaa XD)
    No sé quién te reportó en ff y por qué te han borrado las historias, pero espero que reciba lo que merece, lo que él o ella mism@ sembró. Pero me alegro de que allí quedara al menos la primera de tus historias, porque si no, no habría encontrado nunca tu blog para seguir leyéndolas :) Y espero que te escribieran todas las reviews que perdiste y fueras compensado con creces. Yo por si acaso, aunque normalmente me gusta esperar hasta llegar al final de una historia para dejar los comentarios, no podía dejarte sin al menos una pequeña recompensa en forma de reviews por los que perdiste, porque lo mereces, y por lo que te hicieron pasar, de forma injusta. Aunque tuvieran razones, la acusación de una persona no es motivo para que eliminasen tus fics ni tus mensajes mucho menos ¿Dónde está el juicio justo? Al menos debieron hablar contigo para saber tu punto de vista o razones por las que iban a decidir borrarlo, y darte la oportunidad para guardarte copiándolos, todos los mensajes que te enviaron, o lo que quisieras, que eran tuyos por derecho... pero ni siquiera eso hicieron... vaya, vaya, justo como cierto Ministerio que yo me sé condenando directamente a la gente sin pruebas ni juicio... perfecto seáis quienes seáis los que llevéis FF... uf... que sepas que aunque fue hace mucho y yo lo veo ahora, tienes mi apoyo completo y mi agradecimiento porque siguieras con esto a pesar de lo que te hicieron. Gracias, gracias, gracias, gracias. (sé que es poca compensación pero es lo único que puedo hacer...)

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